Después de la COVID-a

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Gente, esta historia es la continuación de una anterior.


El 5 de mayo de 2023, la Organización Mundial de la Salud declaró el fin del estado de emergencia de la pandemia de coronavirus. Aunque el virus ya no se iría y la gente seguiría contagiándose, el riesgo era muchísimo menor comparado a los años anteriores.

Para las musas, igual que para los sobrevivientes, aquello era un nuevo comienzo.

En cuanto se declaró el final de la emergencia, lo primero que hicieron las chicas fue organizar una reunión presencial. Llevaban tres años sin juntarse, por lo que las emociones se desbordaron. Hubo risas, llanto, gritos y recuerdos en forma de canto. No pudieron pedir nada mejor.

Por supuesto, cada pareja también pudo retomar su cotidianeidad, algo esperado por todas. El tiempo perdido había sido demasiado; era momento de compensación.

(...)

NicoMaki

Nico despertó con calma en una suave cama. A su lado se encontraba su novia Maki, aún dormida y sin ningún ademán de levantarse pronto.

La pelinegra sonrió: encontraba muy tierna la expresión de su amada cuando estaba en los brazos de Morfeo.

Cuando finalmente se levantó la alerta sanitaria, la carga de trabajo de Maki disminuyó bastante. A la casa volvieron los abrazos, los besos y el sexo que por tanto tiempo habían estado restringidos. También el compartir la cama.

«Maki- chan, te amo», pensó mientras se acurrucaba a su lado.

En eso, sonó la alarma del celular de la pelirroja.

—¡Ah! —gritó esta, despertando de golpe y apagándola.

—... ¡Oye, Maki- chan, ¿cómo se te ocurre poner esa alarma en vacaciones?! ¡Arruinaste todo el momento romántico! —se quejó Nico.

Su novia bufó.

—Si no nos levantamos pronto, nos quedaremos sin desayuno. ¿Recuerdas?

—... ¡Lo había olvidado!

Durante la pandemia, Maki le había prometido a Nico que harían un viaje en cuanto la situación se regularizara. Dicho y hecho: las dos se encontraban en un hotel en París, viviendo su escapada romántica, pero como habían llegado de noche a la ciudad, no pudieron hacer turismo el día anterior.

—Voy a ducharme primero —dijo la cantante mientras salía de la cama y comenzaba a desnudarse—. ¿Tú qué harás mientras tanto, Maki- chan?

—Te esperaré. Por cierto, ¿qué deberíamos hacer hoy? ¿Adónde quieres ir?

—A la Torre Eiffel, por supuesto. Es una parada obligada en París. —Adoptó una actitud enérgica—. Después quiero ir al Arco del Triunfo, al Louvre, a Notre Dame, a un tour por el Sena... Necesito el mejor de los ánimos para mi regreso al espectáculo.

Maki sonrió ligeramente.

—No sé si te he contado, pero yo ya estuve en esta ciudad hace muchos años, cuando todavía era una niña. Recuerdo haber recorrido todas las atracciones turísticas típicas y sentir gran admiración por el arte francés, pero... —miró a Nico— este viaje es distinto. Ya no soy una niña y —se acercó a su pareja, tomándole la mano— ahora vengo con una persona muy especial, a la que quiero agradecerle por la paciencia que tuvo conmigo en pandemia y que quiero que disfrute tanto como yo lo hice en esa oportunidad.

La pelinegra sintió que se le humedecieron los ojos. Sin pensarlo, se abalanzó sobre su novia y le dio un beso apasionado.

—Muchas gracias por este regalo. Te amo.

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