Capítulo 1: Un encuentro fortuito
Capítulo 1: Un encuentro fortuito
Lunaria atravesó las elegantes puertas de cristal de la galería con una mezcla de entusiasmo y nerviosismo. Sabía que no encajaba en ese mundo de arte exclusivo y crítico, pero no podía resistir la invitación a la inauguración de la nueva exposición.Sus ojos recorrieron el espacio, admirando las obras cuidadosamente dispuestas en las paredes. Las luces tenues y la música suave creaban una atmósfera refinada y solemne. Lunaria se sentía como una intrusa, una joven artista relegada a las sombras de aquellos que dominaban el circuito artístico de la ciudad.
Mientras se abría paso entre los elegantes invitados, sus dedos se deslizaron sobre el lienzo que llevaba consigo. Era su última creación, una obra que reflejaba la intensidad de sus emociones y su lucha por encontrar su voz en un mundo que parecía no entenderla.
De pronto, su mirada se detuvo en un lienzo particularmente intrigante. Era una pintura abstracta, con trazos enérgicos y colores vibrantes que parecían transmitir una emoción indescifrable. Lunaria se acercó, fascinada por la complejidad y la profundidad que percibía en esa obra.
—Una interpretación interesante, ¿no es así? —una voz grave y envolvente interrumpió sus pensamientos.
Lunaria se giró y se encontró con un hombre alto y atractivo, de rasgos afilados y ojos penetrantes. Su puerta elegante y su sonrisa ladeada la dejaron momentáneamente sin aliento.
—Sí, es una obra que parece esconder mucho más de lo que refleja en la superficie —respondió Lunaria, componiendo una sonrisa tímida.
—Exactamente. Creo que es una representación de la dualidad que todos llevamos dentro —El hombre se acercó un poco más, sus ojos recorriendo con disimulada admiración el rostro de Lunaria—. Me llamo Alastar, por cierto.
—Encantada de conocerte, Alastar. Yo soy Lunaria —Ella extendió la mano, y cuando sus dedos se encontraron, sintió una descarga eléctrica que la recorrió de pies a cabeza.
—El placer es mío, Lunaria —Alastar mantuvo la mirada, sus ojos brillando con un destello de intriga—. Me pregunto, ¿qué ves tú en esta obra? ¿Qué historias crees que esconde?
Lunaria se sorprendió ante la profundidad de la pregunta. Normalmente, le costaba expresar con palabras lo que sus ojos y su corazón captaban en una pintura, pero con Alastar se sentía extrañamente cómoda.
—Veo... vulnerabilidad y fortaleza, oscuridad y luz —murmuró, recorriendo la superficie del lienzo con la mirada—. Es como si el artista hubiera plasmado la lucha constante entre nuestros impulsos más intensos y nuestra necesidad de control.
Alastar avanzando lentamente, una sonrisa enigmática curvando sus labios.
—Fascinante. Parece que tú también has aprendido a leer entre líneas —dijo, acercándose un poco más—. Me gustaría saber más sobre tu interpretación. ¿Qué te inspira esta obra?
Lunaria se sorprendió ante el interés genuino de Alastar. Normalmente, las personas se limitaban a elogiar sus creaciones sin realmente profundizar en ellas. Pero este hombre parecía estar genuinamente interesado en su perspectiva.
—Bueno, creo que la pintura refleja la dualidad que todos llevamos dentro —explicó, sintiendo cómo las palabras fluían con mayor facilidad—. Esa lucha entre nuestros deseos más oscuros y nuestro deseo de control, de mantener las apariencias. Es como si el artista quisiera desafiarnos a mirar más allá de lo que se muestra una simple vista.
Alastar ascendiendo, sus ojos clavados en los de Lunaria con una intensidad que la hizo estremecer.
—Exactamente. Es una obra que invita a la introspección, a cuestionarnos sobre nuestras propias sombras y aquello que intentamos ocultar —Sus labios se curvaron en una sonrisa ladeada—. Me alegra haber encontrado a alguien que comparte mi fascinación por los detalles ocultos.