Capítulo 2

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«Sam, Victoria, dos días antes de desaparecer, vino a mi casa. 'Lo conseguí', me decía. Hablaba de algoritmos genéticos, teletransportación cuántica. Decía que iba a cambiarlo todo: la ciencia, la medicina, la religión. No pudo haber huido, no pudo haberlos abandonado», exclamó Alan, dándole a Sam un pequeño golpe en el hombro.
«Alan, eres el único que todavía cree eso», dijo Sam, poniéndose de pie. «O está muerto, o descansando en Costa Rica, o probablemente las dos cosas. Lo siento, estoy cansado, apesto a cárcel. Vuelve dentro de un par de años, ¿si? ¿Qué dices?»
«Sam», dije, agotada, »No sabemos que fue lo que paso. Sé que estás cansado, yo también, pero sólo te pido que seas un poco más empático».
«Miren», dijo Alan, mostrándonos unas llaves, »estas son las llaves del arcade. Todavía no he ido allí, pero creo que ustedes dos deberían ir».
«Alan, actúas como si fuera a encontrarlo sentado trabajando. Como si fuera a decir, 'hola hijos. Perdí la noción del tiempo, perdón'»
«Sería increíble», dijo Alan, entregándole las llaves a Sam, dándonos una última mirada antes de irse.
«Sam, nos vemos allá», dije, tocando su hombro antes de entrar en mi coche.

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