Nao Yorihime, que está a punto de empezar su tercer curso, es más madura que las chicas de su edad. Tiene el pelo negro recogido con dos horquillas blancas en el lado derecho, ojos azul oscuro, unas gafas redondas, unos pechos grandes y unos muslos torneados.
Miró detrás de ella, esperando a que saliera quienquiera que se hubiera mudado con Sora. Había oído que un desconocido de pelo rubio había venido a recoger a Sora, y ella se había ido con él sin dudarlo.
Corrió literalmente a sus brazos y la levantó y la dejó caer en la moto antes de llevársela.
Al fin y al cabo, era una escuela y una ciudad pequeñas. Hasta el árbol tenía orejas si mirabas bien. Así que no era de extrañar que se hubiera enterado al salir de clase.
Nao Yorihime tenía una relación complicada con la chica de pelo plateado. Todo había sido culpa suya y nunca la había perdonado de verdad.
Tampoco se había perdonado a sí misma. Después de todo, había violado y abusado de su gemela muerta cuando estaban aquí de visita. Para colmo, la misma gemela murió poco después de sus actos, lo que la hizo sentirse realmente mal.
Solía pensar que podía ignorarlo y mostrarse apática ante sus actos, pero el hecho de que el chico muriera la hacía sentirse fatal.
Era aún peor si se tenía en cuenta que Sora, que era su mejor amiga en aquel momento, había dejado de hablarle y la alejaba. Aquello le infundió verdadero miedo.
¿Los había visto aquel día? La forma en que la miraba como si no fuera más que escoria en el fondo de su bota.
Nao dio un respingo cuando se abrió la puerta, pues se había perdido en sus pensamientos. Respiró hondo y miró de arriba abajo a la intimidante rubia, dando un paso atrás cuando él salió por la puerta.
Mamá, no ha sido una buena idea". Su respiración se aceleró y tiró del brazo de su madre, presa del pánico. El rubio parecía capaz de dominar fácilmente a las dos mujeres.
¿Quién ha decidido que volvamos aquí sin papá?
Sin embargo, su madre, que se había encariñado con Sora desde que llegó a la zona y sólo había ganado más afecto hacia ella cuando la chica perdió a sus padres, no dio un paso atrás. Miró al chico a los ojos con severidad.
"Buenos días, joven. Soy vecino de Sora Kasugano y conozco a sus padres desde que era joven. ¿Puedo preguntarte quién eres en relación con ella?", preguntó la madre, sintiendo que los latidos de su corazón se aceleraban por el miedo.
Ambas mujeres sintieron que se les erizaban los pelos de la espalda cuando él se inclinó, y no pudieron evitar los temblores que les sacudieron el cuerpo. La mujer miró la mano y pensó en cómo podría haber manejado mejor la situación. Respiró hondo para calmarse.
Sus ojos se abrieron más al ver que la mano se detenía y giraba ante ella. Levantó la vista hacia un rostro sonriente, mientras los labios del chico se abrían ampliamente.
"Buenos días, soy Naruto Uzumaki. ¿Cómo te llamas? La rubia miró entre ellos con una sonrisa. Estaba claro que algo le entusiasmaba.
Hizo una pausa y miró detrás de ella, sonriendo a la chica cuando ésta apartó rápidamente la mirada.
"¿Y más pequeña, señorita?"Ambas mujeres se detuvieron, mirándole con extrañeza. La Sra. Yorihime miró la mano y luego la cogió rápidamente, sintiéndose aún un poco aprensiva.
"Puedes llamarme Sra. Yorihime. Ésta es mi hija Nao, que es amiga de Sora desde que eran jóvenes". La mujer tiró hacia delante de su hija, que sacudía rápidamente la cabeza antes de detenerse ante los ojos azules. La chica sintió que el corazón le latía deprisa y se quedó helada ante aquellos ojos.
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Naruto - ¡Observa a estos niños enamorados!
RandomEl se sintió atraído por ella. Ella se sentía atraída por él. Él la amaba. Ella le amaba a él. Como dos niños afligidos, estaban muy unidos el uno al otro, pero su relación pasó desapercibida para la sociedad. Ahora, ya adultos, intentan demostrar s...