cristal, duki & emilia.

twenty three

Apagué mi teléfono y alcé la mirada, ya iba llegando gente a la fiesta y fui a recibirlos a la puerta, de momento iba todo bien hasta que vi como se acercaban a la puerta Emilia y sus amigas, la miré sin que ella se diera cuenta y saludé a Nicki y a Tuli ignorándola, ella hizo como si nada y se fue con ellas.

Al rato vi como Ivo entraba con sus amigos, me dirigí a Tiago y a Mateo rápidamente.

─ ¿Y a este quién lo invitó? ─ Pregunté medio molesto mientras lo miraba fijamente.

Los tres miramos hacia él, y vimos como Emilia lo abrazaba feliz y emocionada, levanté la ceja más molesto que antes y quité la vista rápido, ahí me di cuenta que mis dos amigos me miraban fijamente.

Traté de olvidarme de eso y pedí para beber los tres, el ambiente era muy bueno como para arruinarlo.

Aunque quisiera evitarlo, de vez en cuando (mucho) miraba al rincón donde estaban Emilia e Ivo, verlos bailar tan juntos y reír me quitaba las ganas de todo, más porque hacía mini contactos visuales con Emilia, ella sabía lo que estaba haciendo y lo que provocaba.

Y no iba a ser la única que se divierta, yo también lo haría.

Me gustaba ver como Mauro me miraba seguidamente, la noche era perfecta, me la estaba pasando bien, todo perfecto hasta que vi como Mauro se le acercaba a Lola de una manera... extraña.

Lo miré atentamente disimulando, Ivo estaba delante mio bailando y no quería que se diera cuenta de que estaba mirándolo.
Entonces no sé si la vista me había fallado en ese momento, pero vi como Lola y Mauro se empezaron a besar, me volví a fijar de nuevo y si, eran ellos.

Parpadeé sin poder creermelo, ¿Mauro y Lola? Mi cara cambió por completo, mi cara ardía de la impotencia y miré al frente.
Vi a Ivo, sonriéndome mientras bailaba muy cerca mío, entonces actué por impulso como solía hacer, y lo besé.

Él me siguió el beso sin problema y me tomó de la cintura, pasé mis brazos por su cuello rodeándolo y di una vista rápida donde Mauro, seguía besándose con la enferma esa, a la vez veía como me miraba también.

Mauro y Emilia habían creado una guerra, ambos observaban como el otro se besaba con otra persona y eso los enfadaba más.
Sus amigos los miraban sorprendidos, no sabían ni que pensar en esos momentos.

Pensaban que era cosa del alcohol, pero no era nada de eso. Los dos eran conscientes de lo que estaban haciendo y el porqué.

A Ivo parecía encantarle el momento y a Lola más de lo mismo, ellos estaban encantados.

La fiesta siguió y nada cambió. Mauro y Lola, Ivo y Emilia, y un ambiente que se volvió tenso y raro entre todos.

Después de un rato, Mauro se acercaba lentamente al sitio donde estaban Emilia y su grupito, junto a Ivo que estaba pegado a ella.

Cuando Nicki lo vió, le avisó a su amiga que lo miró llegar.

─ Vos, no estabas invitado. ─ Se dirigió a Ivo, quien lo miraba mal.

Emilia lo miró más mal aún, y no pudo quedarse callada.

─ Dale, lleva rato aquí y lo viste, no vengas a joder con eso ahora. ─ Lo miró fijamente, y Mauro la miró igual.

─ Sí, lo dejé un rato, pero ya fue, no estaba invitado asique te vas de mi casa ya.

Emilia lo miró sin poder creerlo, Ivo hizo el ademán de irse pero ella lo paró.

─ No se va a ningún lado. No seas egoísta, vos estuviste en miles de fiestas que eran en su casa y nunca te echó. ─

Mauro comenzaba a hartarse de que la chica lo defendiera tanto, se limitó a responderle más a ella y se dirigió a Ivo.

─ Estás en MI fiesta, MI casa, MI propiedad, asique quiero que te vayas ya. ─ Ivo negó con la cabeza, mientras sonreía.

─ Cuidado no te lo vaya a quitar, ¿O tenes miedo de que te quite algo más?

Pasó el brazo por los hombros de Emi, quien se extrañó un poco.

─ Vos no me quitaste nada, todo lo que ves y queres es mío. ─ Mauro le dedicó una mirada rápida a Emi.

─ ¿Seguimos hablando de la casa y la fiesta? ─ Susurró Mateo haciendo reír por lo bajo a Nicki y a Tuli.

Emilia rodó los ojos ya cansada de la situación y las miradas que tenía encima.

─ Sabes qué, Ivo se va, pero se va conmigo, vos quédate con tu casa y todo lo que sea tuyo, pelotudo.

Le tomó la mano al chico de trenzas y se fueron bajo la mirada de todos.
Mauro no tenía planeado eso, saber que se habían ido los dos solos lo ponía peor aún, pensar todo lo que podrían hacer solos, lo sacaba de sus casillas.

Pero ya no podía hacer nada, solo le quedaba aguantarse.