El primer domingo de octubre

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5:01 PM. Aunque aún no era de noche, el cielo estaba azul oscuro

Eran principios de octubre y las calles estaban mayoritariamente tranquilas, aunque el frío de esa tarde de otoño había impregnado todos los rincones de la ciudad

Cierta zona residencial en algún lugar de Saint Servet parecía contener su respiración en la quietud. Tenía sus edificios funcionales, ordenados y en forma de caja, y aunque no había grandes jardines, las jardineras dispersas daban un toque de verdor entre el ladrillo y el asfalto. Estaban tratando de dar vida a un ambiente que, de otro modo, sería austero

En la calle sólo había unos pocos coches alineados, sus superficies metálicas brillaban débilmente bajo la luz opaca del cielo

Al ser el primer domingo del mes, había poco movimiento de gente allí, en contraste con las zonas animadas de la ciudad donde todo el mundo se agolpaba

—¿...?

El frío aire otoñal se aferró a Reena como un invitado no deseado. Ella, de dieciséis años, estaba parada en la puerta del pequeño apartamento al que llamaba hogar, mentalmente tambaleándose a pesar de sus esfuerzos externos por mantener la calma

Pasó la última hora preparándose, vistiendo su atuendo habitual de jeans y camiseta de Sparklehorse, pero su mente estaba lejos de su rutina habitual. Podría haber pasado la tarde haciendo otra transmisión en vivo en Casting couch, algo que estaba acostumbrada a hacer para ganar dinero extra porque, a escondidas de su madre, se había comprado lencería y juguetes nuevos que sabía que entretendrían a sus espectadores, pero esta tarde, nada de eso parecía importar

Reena se había alistado y preparado para la visita de Beatrice Bonelli. Los últimos meses habían sido difíciles para las dos, especialmente para Beatrice porque se estaba recuperando de un accidente automovilístico. Se mantuvieron en contacto por teléfono, pero era la primera vez que se veían en persona desde el choque

Reena se había alistado y preparado para la visita de Beatrice Bonelli, pero cuando finalmente vio a esa chica de largo cabello negro parada al otro lado de la puerta, se sintió extrañamente incómoda

Beatrice estaba allí, pálida y exhausta, con su jersey de cuello alto color crema pegado a su cuerpo, acumulando un desagradable sudor como una esponja. Sus jeans ajustados acentuaban su atractivo, pero había algo extraño en su apariencia

Parecía enferma, como si acabara de despertar de un largo sueño febril

—Yo causé el accidente. Maté a alguien. Luego perdí el control de mi Cayenne...

La voz de Beatrice era casi completamente plana y Reena sintió que el estómago le daba un vuelco

La calidez que esperaba de esta reunión había desaparecido

Ver los ojos cansados de Beatrice hizo que todo pareciera aún peor

Reena abrió la boca, pero no pudo encontrar las palabras adecuadas

—Pensé que las cosas se arreglarían, pero algo me está atormentando y no me deja ir

—¿Algo?

Repitió Reena, frunciendo el ceño

—¿Qué quieres decir? ¿Qué te atormenta?

Antes de que le pudiera responder, Reena notó algo detrás de Beatrice

Una chica, más joven que ellas dos, estaba parada en silencio un poco más atrás. Estuvo allí todo el tiempo, observándolas con una expresión tanto curiosa como extraña

Beatrice siguió la mirada de Reena

—Su nombre es Leah... es una bruja...

Beatrice la presentó y Reena simplemente parpadeó en silencio, confundiéndose cada vez más

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⏰ Última actualización: Oct 20 ⏰

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