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Luego de bañarse y se secarse se quedó pensando que ropa ponerse.

— Hoy sí que vamos a estudiar. —se dijo en voz baja, sonriendo con la determinación de quien está a punto de embarcarse en una misión complicada.

Caminó hasta el armario, escogió una camiseta cómoda y unos pantalones deportivos. "Nada de ropa provocativa hoy", pensó entre risas, recordando cómo la última sesión de estudio se había desviado rápidamente hacia otros intereses. Luego, cargó su mochila con los libros de gramática inglesa, su laptop, una libreta de apuntes, y añadió unas cuantas galletas de chocolate, por si el hambre apretaba más tarde.

Mientras bajaba las escaleras de su casa, miró su reflejo en el espejo del vestíbulo y se dijo a sí mismo.— Hoy no hay distracciones. En serio.

El trayecto hacia la casa de su novio fue corto, pero cada paso parecía alargarse con la anticipación de lo que vendría. Jake sabía que ver a Sunghoon siempre le llenaba de alegría, pero hoy tenía que mantenerse enfocado. Al llegar, respiró hondo y levantó la mano para tocar la puerta. Antes de que sus nudillos hicieran contacto, la puerta se abrió de golpe.

Ahí se encontraba él. apoyado con un codo en el marco, con el cabello despeinado y esa sonrisa traviesa que siempre parecía prometer problemas, o aventuras, o ambos.

— Pensé que nunca llegarías... —susurró con voz ronca, acercándose con un brillo en los ojos.

Sin darle tiempo a responder, lo tomó firmemente por la cintura y lo atrajo hacia sí, aplastando sus labios contra los suyos en un beso profundo que cortó el aliento de ambos. Jake sintió el calor de las manos de Sunghoon en su espalda, cómo el tiempo se detenía, cómo cada célula de su cuerpo se encendía con la cercanía. Pero entonces, con un esfuerzo notable, se apartó un poco, jadeando, tratando de recomponerse.

— Espera... espera... —murmuró, sonriendo de medio lado, aunque su cuerpo parecía traicionarlo al querer acercarse de nuevo—. Esta vez tenemos que estudiar de verdad. Llegamos a un acuerdo, ¿recuerdas?

Sunghoon lo miró, fingiendo una mueca de decepción, aunque sus ojos seguían brillando de diversión. — Ah, vamos, amor... ¿Ni siquiera un beso de bienvenida?

Jake no pudo evitar reír, todavía recuperando el aliento—. Ese fue un beso de bienvenida bastante intenso... ¿Qué te parece si guardamos los otros como recompensas? Así tenemos más motivación para estudiar.

Sunghoon se cruzó de brazos, fingiendo ponderar la idea con una seriedad teatral—. Mmm... tentador. Pero también un poco cruel, ¿no crees?

Jake alzó una ceja, con ese tono que mezclaba broma y verdad a la vez—. Cruel sería dejar que suspendas ese examen de inglés, ¿no te parece?

Sunghoon suspiró dramáticamente, como si le hubieran pedido realizar la tarea más pesada del mundo—. Está bien, está bien. Tú ganas. ¿Por dónde empezamos?

Jake esbozó una sonrisa de triunfo y sacó su laptop junto a algunos papeles de la mochila—. Bien, vamos a repasar las frases más comunes y un poco de vocabulario básico. Hoy es todo sobre inglés, y luego ya veremos lo de las recompensas.

Sunghoon se dejó caer en el sofá con una sonrisa pícara, mirando a Jake de reojo—. Vale, hoy mandas... pero si no entiendo algo, ya sabes que tendrás que explicármelo muy de cerca.

Jake sacudió la cabeza, divertido, sabiendo exactamente a qué se refería—. Te conozco demasiado bien. Pero te advierto, esta vez no me distraeré tan fácilmente.

Ambos se sentaron en la mesa de estudio improvisada, Jake pasando hojas y señalando ejemplos mientras hablaba con claridad y paciencia. Sunghoon, por su parte, intentaba prestar atención, pero sus ojos se desviaban una y otra vez hacia los labios de Jake, recordando el sabor de hace unos minutos, o hacia las manos que gesticulaban con fluidez, como si estuvieran hechas para tocar, acariciar.

nota - sungjake auDonde viven las historias. Descúbrelo ahora