10

52 9 15
                                    

Han regresó agotado a su hogar, tuvo gimnasia a última hora y fue totalmente una tortura.

Anhelaba tener la presencia de Minho cerca, pero al parecer este no se encontraba allí.
Sinceramente, no quiere admitir que si Minho no está a su lado se vuelve loco.

Sí, se obsesionó, pero eso es lo de menos.

Si él quiere a Lee así será.

─ Maldita sea, Lee Minho.. ─ lo llamo en voz alta. ─ ¡Minho! ─ se frustró al ver que el mencionado no aparecía.

Suspiro y volvió a hablar: ─ Minmin, aparece. Y rápido.

─ ¡Aqui estoy! ─ sonrió. ─ Han tonto.

─ ¿Disculpa? Repite esa mierda.

─ ¡Han tonto, tonto, tonto! ─ exclamó. ─ Un día me amas y al siguiente me desprecias, no te entiendo.

─ Yo.. Perdón, Min. Puede que sea un estúpido a veces, pero no siempre, así que no me digas tonto.

El aludido soltó una carcajada y abrazo a Jisung. ─ Te amo, Sung.. Pero eres muy terco.

─ Cada vez me ofendes más, cariño.. Y yo igual te amo, Min.

Lo que no esperaba el arándano era de que el contrario le daría un pequeño beso. ─ ¿Q-que fue eso..?

─ Un beso, ¿esta mal?

─ No, dame otro, pero directo en mi boca, estúpido ─ esbozo una sonrisa cayendo rendido ante ese chico de sus sueños.

Y que ahora, estaba a su alcance..

Minho no espero a que el contrario se lo dijera dos veces y lo beso suavemente, así, estrellando sus labios contra esas nubes rosas.

─ ¿Que podría hacer para no caer en tu belleza? ─ pregunto Han luego de separarse.

─ Nada, simplemente cae ante mí, te estoy esperando.. Yo ya lo hice desde que nos conocemos.

Y sin nada más que decir, volvieron a juntar sus bocas en un tierno y dulce beso.

Y ahora ambos saben que es lo que sienten, saben lo que les tenía confundidos y extrañados.

El amor es repentino.
Muy repentino que fascina..

─ Me gusta esto ─ mencionó Jisung

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


─ Me gusta esto ─ mencionó Jisung. Estaban acostados, y obviamente, el menor recostado en el pecho de su —ahora— amado. Lee sobando con delicadeza y dulzura su cabello mientras dejaba algunos tiernos besos en su rostro.

─ A mi igual, me encanta. Pero hay otras cosas que me gustan más.

─ ¿Como qué? ─ cuestionó el contrario.

─ Tú, me encantas, Hannie. Me vuelves un adolescente nervioso por hablar con su crush.

El aludido rio suavemente. ─ No digas las cosas de ese modo, no puedes estar tan loco por mí.

- 𝐈𝐌𝐀𝐆𝐈𝐍𝐀 - Donde viven las historias. Descúbrelo ahora