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NARRADOR OMNISCIENTE 📍
UNA PAREJA JUNTO A DOS AMIGOS se encontraban yendo a toda velocidad al hospital más cercano.
—¡Vayan más rápido! ¡Siento que mueroooo!.— Dramatizó la pelirosa adolorida.
—¡Clary! ¡Por Kami! ¡No digas eso!.— Le gritó una asustada pelinegra, Nemuri.
Mientras ellas gritaban, una del dolor y una de desesperación, el par de hombres quienes iban en la parte delantera iban tensos y nerviosos.
—¿Crees poder aguantar un poquitín más, Claire? El hospital está cerca pero hay un poco de tráfico.— Explico nervioso Hizashi.
Este miro a su amigo, quien se le notaban aún más las ojeras, quien le devolvió la mirada, ambos saltaron en sus lugares al escuchar un grito de la pelirosa.
—¿¡Aguantar más!? ¡Mi hija se está saliendo y tu me pides eso!.— Gritó histérica la rosada.
El auto se quedó en silencio.
—Claire, nuestra hija puede aguantar un poco más.— Le hizo saber Shouta volteando su cabeza para mirar a su mujer.
Está le regreso la mirada con incredulidad.
—¿Tu también? ¡Pues claro! ¡Ustedes son hombres! ¡No entienden el sufrimiento de una mujer al traer a un bebe al mundo!.— Refunfuño la mujer, miro a la ventana para tratar de calmarse.
Todos iguales. Pensó Indignada.
El hombre en el asiento de copiloto rodo lo ojos ante el comportamiento infantil de su mujer.
La mujer con dolor se inclino adelante, dejando sus brazos apoyados en sus rodillas, suspiro con dolor y se sorprendió cuando sintió una mano tomar la suya.
Levantó un poco la vista para ver a Shouta dar un leve apretón en su mano.
Estamos juntos en esto. Quería decir.
—Ya dejen el drama, ya estamos llegando.— Comento Nemuri, sobando la espalda de su amiga.
La rosada en respuesta le sonrió con cansancio, el dolor en su cuerpo era insoportable para ella.
Al llegar al gran hospital, todos bajaron, la rosada con ayuda de su esposo y amiga.
—Mierda, esto duele demasiado.— Se quejo una vez bajo, puso su mano en la parte de atrás de su cintura con dolor.
Su pareja al escucharla volteo a verla serio.
—Lenguaje, sabes que ella puede escucharte.— Lo dijo serio, tomando la otra mano de la rosada para ayudarla a caminar.
—¿Y? No lo va a recordar.— Protesto con dificultad haciendo que su esposo niege cansado, sentía que su hija se saldría en cualquier momento.
La pareja camino lentamente hacia las sillas del hospital, al llegar el hombre ayudo a la mujer a sentarse lentamente.
