Sombra de hierro (I)

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Sombra de hierro que cubre mi carne,
segundo rostro, máscara de mi vergüenza...
en ti escondo el grito de los caídos ante mis ojos,
mi condena eterna....

Me ocultas del mundo, pero no de mí...

En tu frío abrazo se revive el tormento.
Soy el superviviente de la traición
y mi rostro es la ruina que nadie debe ver...

Me encuentro en el reflejo de tus ojos vacíos,
me miras, sin pupilas, sin piedad,
y en silencio susurras que nunca seré libre...

Que este rostro marcado es mi única realidad.
Mis cicatrices arden como brasas vivas,
Una memoria de fuego tatuada en mi piel,
Gritos sordos en la oscuridad de mi carne,
recuerdos tallados por el filo de la culpa...

Hay un rugido ancestral en mi sangre,
un eco que no pertenece al presente,
visiones de sombras sin cuerpos,
de rostros sin alma, fragmentos rotos
que flotan en la niebla de mi memoria...

No mueren, solo se disuelven,
se transforman en espectros de humo,
caminan en círculos dentro de mis venas,
dejando tras de sí una estela amarga
de guerra que no cesa, de heridas abiertas...

Es la danza cruel de fantasmas desollados,
un desfile de ausencias marchando sin tregua,
las cuencas vacías de los que no pude salvar, incinerados en la retícula de mi conciencia...

Y yo, eterno portador de sus lamentos,
víctima y verdugo de un ciclo perpetuo.
En cada máscara que visto, en cada sombra,
soy la cicatriz viva de su caída...

Un grito perpetuo en el abismo de lo irredento...

La Saga de Asmothar Donde viven las historias. Descúbrelo ahora