1

113 12 0
                                    


Me encontraba llegando al trabajo como siempre, algunos de mis compañeros y compañeras ya me estaban esperando.

—"Alejandra"— Escuche a Diego el gerente gritar mi nombre, no tarde
en acercarme a el con algo de pena.

—¿Otra vez llegando tarde, eh?—
Dijo el mientras se cruzaba de brazos.

—Shh, por favor, por lo que más quieras, no le digas a nadie más— Pedi casi rogándole, sabía que era alguien con quien no me llevaba bien, por lo que
esta vez tendría que aflojar un poco.

—¿Qué piensas hacer para que no le diga al señor Esteban, eh?—Pregunto con una sonrisa burlona, sabía que si
le contaba ami jefe que de nuevo había llegado tarde iría directamente despedida.

Lo mire por algunos segundos y luego me encogí de hombros. No tarde mucho en responder de vuelta.

—Mira, hago lo que quieras, de verdad, pero no le digas a don Esteban— Dije con una mirada suplicante.

El solo se quedo mirándome aún manteniendo su postura, seguía burlándose "disimuladamente" aunque podía darme cuenta fácilmente.

—Oh, ¿Lo que yo quiera, eh?— Pregunto haciéndose el sorprendido— Entonces aprovecharé— Me miró con una pequeña sonrisa.

Frunci nuevamente el ceño y no tarde en hablar de nuevo.

—¿Ahora cómo te aprovecharás de mi, eh?— Pregunte mientras soltaba un bufido algo irritada pero preocupada al mismo tiempo.

Pude notar como su sonrisa se ensancho
mientras aún me miraba. Paso la mano por su barbilla mientras pensaba por algunos segundos, hasta que finalmente hablo.

—Además de que les ayudes a todos tus compañeros a servir, limpiar, cocinar etcétera. También tendrás que ser tú quien reciba todas las quejas y preferencias de los clientes— Respondió Diego muy relajado.

Abrí los ojos ante su pedimento, luego pase una mano por mi cuello y lo mire.

—¿No se supone que eso debes de hacerlo tú? Tú eres el gerente, esa
es tu responsabilidad— Respondí también cruzandome de brazos mientras lo miraba algo indignada.

Diego soltó una pequeña risa y se encogió de hombros.

—Bueno, veo que alguien quiere quedarse sin trabajo— Su ceja derecha se arqueo mientras aún mantenía su sonrisa burlona.

Solté un pequeño quejido y finalmente bufé, luego asentí levemente con la cabeza antes de hablar.

—Esta bien— Rodeo los ojos y vuelvo a mirarlo— Pero solo no le digas al señor Esteban— Lo apunte con mi dedo.

El solo nego y me revolvió un poco el cabello queriendo hacerme enojar más, algo que no logro, aunque me hubiera despeinado mi enojo seguía siendo el mismo.

—Bueno, vete, los clientes no tardarán en llegar y aún tienes que poner algunos
manteles— Dijo el mientras ponía una de sus manos detrás de mi espalda para echarme fuera de su oficina.

Finalmente no tuve nada más que hacer, me dirige hasta la cocina y tome mi mandil para colgarmelo y atarlo en un pequeño nudo.

—"¡Alejandra!"— Escuche nuevamente detrás de mi para luego voltear y encontrarme con Paula, mi amiga del
trabajo.

—Paula!— Respondí abrazándola— ¿No tenias día libre?— Pregunte algo confundida mientras me separaba de ella.

—Pues si, pero no me quería quedar con las ganas de verlo— Respondió ella, a lo cual yo me confundí un poco.

𝓐𝓜𝓞𝓡 𝓒𝓞𝓝𝓕𝓤𝓢𝓞 | Oscar Maydon Donde viven las historias. Descúbrelo ahora