4

65 10 1
                                    


—Entonces no tengo nada más que hacer aquí— Conteste muy enojada.

—No, ya no trabajas aquí— Dijo Diego con la misma tonalidad.

Asentí con la cabeza y mordí mi labio levemente.

Salí de la oficina de Diego dejando el delantal tirado.

¡Iba furiosa!

El no haber atendido a Oscar el día anterior me trajo consecuencias.

Pronto sentí una mano que me freno justo unas cuadras antes de llegar a la
casa de mi abuela.

—¡Espera!— Dijo algo agitado.

Sabía que era Oscar, así que me di la vuelta.

—¿Qué?— Pregunte en un tono grosero.

—Oye, ¿Por qué saliste así del restaurante, eh?— Pregunto Oscar agitado, parecía que en cualquier momento se desplomaria al suelo.

—Ya no tenia nada que hacer ahí. El tonto del gerente hablo ayer con mi jefe, y gracias a eso quedé despedida— Conteste mientras me cruzaba de brazos—¿Por qué estas tan agitado?— Pregunte frunciendo el entrecejo.

Oscar se tomó unos segundos antes de hablar, mientras aún intentaba calmarse, luego de unos minutos lo hizo y volvió a hablar un poco más tranquilo.

—Estaba pensando en seguirte porque no me podía quedar con la duda, pero entre más pensaba más te alejabas y a la verga, salí corriendo atrás de ti, nomas que tu caminas como si te estuviera correteando el pinché diablo— Dijo en tono de burla.

—Oh, entonces te aventaste una corrida hasta aquí solo para preguntarme eso?— Dije mientras alzaba una ceja y me mantenía cruzada de brazos.

—Bueno, si, ¿Creo?... ¿Te despidieron así nomas por sus huevos?— Pregunto Oscar intrigado.

Negué.

—No, mi jefe se entero de que había intercambiado mi labor con una de mis amigas de ese restaurante— Dije mientras bajaba la mirada, lo que me llevó a soltar una pequeño suspiro.

—Por eso no me atendiste tú ayer, cierto?— Pregunto el mientras apoyaba una de sus manos en mi hombro izquierdo.

Asentí levemente con la cabeza.

—Si, por eso mismo— Respondí algo desanimada— Ya me voy, debo ir a ver como le haré ahora— Levante la cabeza y me di la vuelta para irme.

🕰

—¿Abuela?— La llame mientras entraba a casa, pronto la vi salir de la cocina con una sonrisa al verme.

—Hija, ¿Qué pasó? ¿Por qué tan temprano?— Pregunto ella mientras se acercaba a mi.

Suspire y me senté en el sillón, ella repitió la misma acción.

—Me despidieron, abuelita. Al llegar solo me dijeron que mi jefe había tomado la decisión de despedirme— Solté un soplido lleno de frustración.

—¿No volverás a trabajar, cierto?— Pregunto ella, y yo negué rápidamente.

—Claro que volveré a trabajar, pero no ahí— Respondí mientras apoyaba mi apalda contra el respaldo del sillón pasando una mano por todo mi rostro— Tengo que ver en donde más consigo trabajo— Respondí mientras pasaba mis manos por mi cabello.

—Venga, corazón, no te desanimes— Toco mi brazo— Se que encontrarás un mejor trabajo— Hablo tranquila y me dio una pequeña sonrisa.

𝓐𝓜𝓞𝓡 𝓒𝓞𝓝𝓕𝓤𝓢𝓞 | Oscar Maydon Donde viven las historias. Descúbrelo ahora