Prólogo: el juego del dragón

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La luna, pálida y gélida, proyectaba sombras largas sobre el patio de la Villa Falconieri, un palacio antiguo en las afueras de Roma. En el centro del patio, una mesa de roble macizo esperaba a sus invitados. En torno a ella, diez sillas de respaldo alto, talladas con dragones estilizados, parecían custodiar un secreto ancestral.
  Una figura se deslizó por la sombra de un árbol centenario, su rostro oculto bajo una capucha negra. Era Giovanni Serpente, de la Casa de las Serpientes, un hombre conocido por su habilidad para manipular y seducir. En su mano, un pequeño cofre de madera, adornado con una serpiente de jade que parecía escupir veneno.
A su lado, se materializó Marco Corvi, de la Casa de los Cuervos, un hombre de mirada penetrante y movimientos silenciosos. Llevaba un anillo con un cuervo de plata que parecía observar cada movimiento.
_Han llegado todos_, susurró Marco, su voz profunda como el viento entre los árboles.
Un grupo de hombres entró al patio, cada uno con su propio aura de poder y peligro. Antonio Leonardi, de la Casa de los Leones, un gigante de rostro severo, caminaba con paso firme. Lucrezia Leonardi, su hermana, de ojos oscuros y sonrisa seductora, lo seguía de cerca.
  Los miembros de la Casa de los Falcones, Salvatore y Clara, llegaron juntos, con una mirada aguda que abarcaba cada detalle del lugar. Francesco Volpe, de la Casa de los Zorros, se deslizó por la sombra, un hombre impredecible y peligroso.
  En el centro del patio, un hombre de edad avanzada, con una cicatriz que recorría su rostro como una grieta, esperó a sus invitados. Era Rocco Drago, el líder de la Casa del Dragón, su mirada penetrante como la de un lobo hambriento.
_Bienvenidos, hermanos_, dijo Rocco con voz grave_Ha llegado el momento del juego del dragón. El destino de la mafia siciliana está en nuestras manos_.
El cofre de Giovanni Serpente se abrió, revelando una colección de cartas de tarot, cada una con un símbolo diferente. El juego comenzó, con cada carta representando a una de las casas. La tensión se palpaba en el aire, la mirada de cada uno se cruzaba con la de los demás, como si cada carta revelara un fragmento de su alma.
La luna observaba, gélida y silenciosa, el juego de poder que se desarrollaba en el patio de la Villa Falconieri. Un juego que determinaría el destino de la mafia siciliana, un juego donde la traición era una moneda de cambio y la sangre, el único lenguaje que se entendía.

The Flower of the wolfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora