Encuentros en la Sala de Juntas
El sonido del teclado resonaba en la oficina, un murmullo constante que se mezclaba con el aroma a café recién hecho que llenaba el aire. Clara siempre había sido una mujer de negocios, decidida y ambiciosa, y había trabajado incansablemente para construir su empresa desde cero. La firma de consultoría que había fundado no solo representaba su esfuerzo, sino también su pasión por ayudar a otros a alcanzar el éxito. Sin embargo, hoy era un día diferente. Hoy, iba a conocer a su nuevo socio, un hombre del que solo había oído hablar a través de rumores y anécdotas.
La puerta se abrió de golpe, y el ambiente en la sala cambió. Clara, que revisaba unos documentos, levantó la mirada y su corazón se detuvo por un instante. Allí estaba él, Alejandro, un hombre que encarnaba el misterio y el peligro. Con un porte elegante, una sonrisa que podía derretir el hielo y unos ojos que parecían leer su alma, su presencia era abrumadora. Era como si el tiempo se detuviera, y el mundo exterior se desvaneciera.
Sus miradas se encontraron, y en ese preciso momento, Clara sintió un escalofrío recorrer su espalda. Había algo en la forma en que él la miraba, una chispa que prometía tanto placer como peligro. Era como si el aire entre ellos se electrificara, y, aunque estaban en un entorno profesional, la tensión era palpable. La sala de juntas, usualmente fría y formal, parecía transformarse en un escenario de posibilidades infinitas.
—Hola, Clara —dijo Alejandro, su voz suave pero firme, como un susurro que invitaba a la complicidad—. Es un placer finalmente conocerte.
—El placer es mío —respondió ella, tratando de mantener la compostura mientras su mente se llenaba de pensamientos contradictorios. Nunca había sido fácil para ella dejar que alguien se acercara tanto, pero había algo en Alejandro que despertaba su curiosidad, un atractivo que no podía ignorar.
Mientras se sentaban frente a frente, la conversación fluyó con naturalidad. Discutieron estrategias, planes de crecimiento y visiones para el futuro de la empresa. Pero en cada pausa, cada risa compartida, el subtexto de su interacción crecía. Clara podía sentir la atracción, una energía palpable que creaba un puente entre sus mundos profesionales y personales.
A medida que la reunión avanzaba, las palabras parecían desvanecerse, y la conexión entre ellos se volvía más intensa. Cada gesto de Alejandro, cada inclinación de su cabeza, la hacían sentir como si estuvieran en un juego de seducción silenciosa. Clara sabía que este nuevo camino podría llevarla a un lugar lleno de emociones intensas, y la idea la excitaba y asustaba a partes iguales.
Finalmente, cuando la reunión llegó a su fin, Alejandro se levantó y extendió su mano hacia ella. Clara lo tomó, y en ese instante, una corriente eléctrica recorrió sus cuerpos. Era un simple apretón de manos, pero significaba mucho más. Era un pacto, una invitación a explorar lo desconocido.
—Estoy ansioso por trabajar contigo, Clara —dijo él, sus ojos fijos en los de ella—. Este es solo el comienzo.
Mientras él se retiraba, Clara se quedó mirando la puerta, consciente de que había cruzado un umbral. Su historia de placer y peligro había comenzado, y no había vuelta atrás. La promesa de lo que estaba por venir la llenaba de emoción y un ligero temor, un recordatorio de que, a veces, los caminos más intrigantes son aquellos que nos llevan hacia lo desconocido.
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Caminos de placer y peligro
RomanceClara una empresaria brillante y decidida, ha construido su propia compañía desde cero, desafiando las expectativas de un entorno dominado por hombres. Su vida profesional es un reflejo de su carácter fuerte, pero su corazón anhela algo más que éxit...