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Aquel pueblito casi oculto de la sociedad, donde el tiempo parecía haberse detenido en aquellas épocas antiguas, donde no había electricidad, todo parecía que sería igual a la ciudad.
Seguir la estricta y aburrida rutina diaria que se habían auto-impuesto tus abuelos maternos, levantarse a las 6 de la mañana para empezar haciendo el desayuno, para después de comer cada quien se iba a realizar los trabajos encomendados según el roll que les había sido asignado.
Tú como la nieta joven y llena de vida que eres, tus abuelos te encargaron los trabajos más pesados de la granja, que sería alimentar a los dos caballos, tres cerditos y cinco vacas que tenían dentro de la granja.
Luego de darles de comer y llenarles el estómago, debías prender los aspersores para regar el cultivo, revisar que las próximas cosechas no estén siendo comidas por los cuervos u otros animales y que los espantapájaros estuvieran funcionado correctamente.
Luego de eso, volver a almorzar solo para recibir media hora de descanso, para acto siguiente ser enviada al pueblo a vender las cosechas que se hubieran recolectado durante el día. Regresando nuevamente en la noche para cenar a las 6, reposar, ducharte, lavar tus dientes e irte a la cama a dormir para repetir la rutina.
Ya te habías imaginado tus próximos dos años así, sino fuera por una noche de insomnio donde, atacada por las horribles temperaturas calientes de verano, decides escabullirte a la playa.
Tus abuelos no dirían nada, después de todo, a esa hora estaban en el quinto sueño y nadie era tan loco como para salirse de su casa a mitad de la noche solo para remojar los pies en agua salada.
Nadie.
A tu excepción, claro.
Te adentrarse al agua hasta que está te llegó a las rodillas, observaste el panorama, oscuro, frío, el viento húmedo soplaba con fervor y desordenaba tus rizos.
Empezaste a cantar una melodía sobre barcos y pesca que se te vino a la mente, un recuerdo feliz y lleno de alegría de cuando eras una niña e ibas de vacaciones a la casa de tus abuelos paternos quienes también vivían en una costa playera.
Giraste con la intención de salir del agua, cuando en el suelo una costra marina te llamo la atención.
No era porque fuera bonita, sino porque brillaba fuertemente en un tono plateado, por lo que sobresalía en la oscuridad inmensa de la costa.
Te agachaste para recogerla, viendo cómo en cuanto la sacaste del agua, dejo de brillar. Decepcionada, la volviste a dejar caer en el agua, para darte con la sorpresa que había recuperado su brillo. Te volviste a agachar para recogerla nuevamente, notando que en cuanto la sacaste del agua se oscureció, la metiste de nuevo al agua viendo cómo recuperaba su brillo.
Estabas por lanzar un insulto por no tener tu teléfono para grabar aquella extraña concha marina cuando el movimiento brusco de las olas te alertó.
Cuando alzaste la cabeza lo que había frente a ti te dejo sin palabras.
— no grites – te hizo una seña de silencio y solo te pudiste quedar callada mientras tus ojos se abrían con sorpresa.
Mierda. Las leyendas tenían razón. Si existían las sirenas.
Y ese ente que estaba frente a ti, sosteniendo tu muñeca con suavidad, te había dejado ciertamente muy Encantada.
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Protagonistas y Personajes Principales :
Sukiwara ____.
—“No me preguntes que estoy haciendo, porque no tengo una respuesta para esa pregunta, solo se que me hechiza el color de sus ojos y cuánto estoy con él siento que estoy Encantada”.

Geto Suguru
—“Los Seres humanos son seres extraños, y aún así, para mi son tan predecibles... En cambio tú, eres tan predeciblemente impredecible que me hace querer llevarte conmigo para estudiar te mejor”.

Gojo Satoru
— “Vaya, este pueblito tiene unas increíbles maravillas ocultas... Una reluciente Joya como tú jamás pasaría desapercibida por mis seis ojos”.

Sato Shinsuke.
—“Vive la Vida y no dejes que la vida te Viva”.

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𝐄𝐧𝐜𝐚𝐧𝐭𝐚𝐝𝐚 [Geto Suguru y Tu]
FanfictionCuando nuestra protagonista se va de viaje a un pequeño pueblo costero por sus vacaciones, solo espera unas aburridas jornadas ayudando a sus abuelos maternos con la humilde granja con la que se mantienen. Lo menos que se esperaba la joven mujer, er...