Little sunshine (Death Mask y tú)

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El sol una hermosa estrella brillante en el cielo, una a la que en específico mi madre me había hecho amar y a la que todos le agradecían incontables bendiciones aunque para mí era algo más como una estrella maligna dentro de aquel color hermoso y llamativo se escondía una gran oscuridad la cual me absorbía.

Desde que mi madre me dejo por una extraña enfermedad repentina el dios Apolo fue a mi hogar y me llevo consigo declarando ser mi padre por lo que no tuve otra que acceder a ir con él y aceptar mi destino a su lado como una semi diosa aunque el que fuera mi padre no le basto para hacerme pasar por aquel infierno.

Nuevamente caía al suelo empapada de sudor y tierra con un ropaje bastante quemado del cual en algunas partes ya era visible mi piel desnuda la cual sufría de quemaduras y moretones, aunque mi cuerpo fuera un poco más fuerte que el de un humano común aun así no soportaba la exigencia divina que mi padre ponía sobre mi lo que solo lo hacía más y más débil con cada entrenamiento.

Aun a pesar de aquel trato en ese palacio destinado a él en la tierra no podía ni tener la idea de escapar pese a todo la única palabra y voz que imponía en aquel lugar era la de aquel dios al cual me negaba de admitir como mi padre, sus demandas eran más que órdenes para mí ya que el solo buscaba una perfección divina que para él no era más que un peldaño que él y los otros dioses lograban sin complicación alguna pero para mí siendo una semidiosa y hasta hace unos años siendo tratada como una humana cualquiera no podía llegar a ella por más que lo intentara.

- ¡Levántate! - La voz imponente de mi padre hizo retumbar aquel lugar por lo intente levantarme con todas las fuerzas que me quedaban aunque solo logre sostenerme en una rodilla -vaya inútil que eres- se posiciono delante de mí viéndome mientras yo solo lo observaba respirando débilmente - Asclepio llévatela-

Mi padre se dio media vuelta ondeando su túnica, por mi parte solo deje caer mi rostro a mi rodilla que aun podía levantar un poco a poco se acercó Asclepio, uno de los chicos que habían estado viviendo conmigo y mi padre en aquel palacio

-se puede levantar señorita-

-creo que necesito un descanso por ahora- dije tirándome de espaldas

-lo entiendo pero sería más prudente en su habitación, tiene numerosas heridas que deben ser tratadas-

-entiendo- como pude me levanté y me deshice de un poco de polvo que tenía encima

Tan solo camine por aquel lugar que gran parte parecían unas ruinas muy antiguas aunque al llegar al palacio al cual se podría decir que era mi hogar estaba algo más preservado y era muy hermoso al igual que amplio.

Entre en mi habitación seguida por Asclepio el cual solo fue por el botiquín que se encontraba ahí mismo debido a que esto se había vuelto bastante recurrente, tan solo me senté en una silla y esperé al chico el cual comenzó a curarme y ponerme unas vendas.

- ¿estas bien con esto? - ni siquiera me veía y con una voz algo fría

-es mi deber si quiero ascender al olimpo con él es algo que debo de hacer- tan solo veía a otro lado de aquel frio cuarto que apenas si tenía lo básico

-lo entiendo pero después de todo solo eres una humana- lo vi este solo termino de poner el ultimo vendaje y se levantó- lo lamento no es lo que quise decir- lo miré con una leve sonrisa y negué con la cabeza

-no estas en lo correcto el poder que controlo no está ni cerca del suyo y el que herede de mi padre es demasiado para mi cuerpo y mente aun no es algo que yo aun pueda acceder-

-lo sé pero debes pensar más en ti misma- guardando las cosas

-si hiciera eso no creo que él lo permita, además no tengo a donde ir me guste o no este es mi lugar así que no te preocupes Asclepio- trate de sonreírle débilmente- todo estará bien ya verás-

-sí, bien entonces te vere en la cena preocupara no moverte mucho y descansa-

-claro tomare una ducha antes y te vere ahí-

Asclepios asintió posteriormente salió de mi cuarto, por mi lado solo me tire a mi cama aunque al poco sentí la mala idea en ello con pequeños punzadas en cada herida pero permanecí un par de minutos y me levante buscando un cambio de ropa e ir al baño

Mientras me duchaba solo podía pensar ¿Cuánto más podría soportar esto?, aunque mi poder fuera descomunal casi al del nivel de los dioses era incapaz de controlarlo y el poco que podía no era suficiente para enfrentarme a mi padre y demostrar que era alguien que merecía estar junto a los demás dioses

Me metí un poco más en la bañera sintiendo como cada una de mis heridas al contacto con el agua se enfriaban y se sentía una sensación relajante tan solo me relajé estando en el agua después de todo aquel calor del entramiento y el sentir el fuego abrazador de las llamas de mi padre, el estar en el agua era una bendición para mí en aquellos momentos por lo que solo esperaba quedarme ahí por bastante rato hasta la hora de la cena.

Al día siguiente

Mi padre me había convocado al salón principal del palacio así que fui hacia haya con pesadumbre y duda ya que aquel no era día de entrenamiento por lo que al llegar solo hice una leve reverencia

-he llegado padre-

-bien deberás prepararte en las cercanías siento unos cosmos insignificantes así que te encargaras de ellos por lo que iras a aquel lugar y te desharás de esos caballeros de atena-

Al escuchar sobre de quienes se trataban solo guarde silencio había escuchado leyendas sobre aquellos guerreros que servían a la diosa atena por lo que trata de mantener mi cordura a sabiendas que no podría ir en contra pero al mismo tiempo que aunque para mi padre se veían como seres sin valor alguno para mi eran guerreros de gran poderío.

Este es el primer capítulo de esta historia espero en serio que les guste, a mí en lo personal me está gustando mucho escribirla y poder volver a hacer historias por lo que espero poder seguir trayéndoles capítulos de esta historia, hasta otra.