♠️ ᴴᵘᵐᵃⁿ ᴬᵁ ♠️
𝄞⨾ Dónde Alastor, un locutor de radio en Nueva Orleans que fue despedido decide trabajar en una cafetería que siempre pone canciones de Frank Sinatra.
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Dónde Lucifer, un despistado heredero millonario se pierde después de su primer...
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Las transitadas calles de Nueva Orleans a esas horas de la noche suelen ser pesadas para todos aquellos que trabajan lejos, sin embargo Lucifer Morningstar no tenía ningún conocimiento de esto.
Desde que nació había estado completamente inconsciente de lo que implicaba la vida adulta, no tenía preocupaciones de ninguna indole, después de todo su familia era millonaria, dueña de muchas empresas en la mayor parte de Estados Unidos. Además, es el menor de 6 hermanos junto a su gemelo Michael, aunque este se distinguía por su alta responsabilidad con respecto al negocio.
Cosa que Lucifer nunca fue, pero ahora su padre se encuentra enfermo, la mayoría de sus hermanos están a punto de casarse, o están por tener hijos. Y él sin embargo... Está despreocupado por todo a su alrededor, lo único en lo que podía pensar era en cómo divertirse o gastar dinero en sus infinitos caprichos.
Por eso, cuando le dijeron que debía empezar a trabajar en la empresa fue un balde de agua fría cayéndole en la espalda; al inicio por supuesto que se negó, pero tuvo que aceptar ya que lo amenazaron con desheredarlo, y cancelar su crédito.
Eso lo lleva a su situación actual; tras un agotador primer día de trabajo regresaba a su cómodo apartamento, pero lamentablemente la noche le tenía otro tipo de planes.
Empezando con que no reconocía las calles en las que conducía.
Estaba tan oscuro, se sentía desorientado, y lo cierto es que no tiene ni idea de a dónde se dirige, solo está siguiendo las brillantes luces de aquellos altos edificios, al menos así podría ubicarse mejor, pues lo que sí tiene seguro es que se encuentra en algún sitio del barrio francés.
—Mierda.— Masculló nervioso al ver las cientas de gotas de lluvia iniciando a caer libremente por el parabrisas.
Lo que faltaba, agregar otro problema a su lista de desgracias; encabezado por llegar tarde, que un inepto empleado le derramara su café, no saber en dónde se encontraba la sala de conferencias, que la impresora no sirviera, el haberse perdido, no saber cómo regresar a su casa, y ahora, la lluvia.
—¿¡Es en serio!?— Finalmente descargó su furia al golpear con toda su fuerza el claxon, el estridente sonido resonó en las calles vacías; no fue suficiente para aliviar su frustración, pero al menos sirvió un poco.
Detuvo el auto a un lado de la calle, viendo cómo la lluvia aumentaba su intensidad. Las gotas golpeaban con furia el techo y el parabrisas, haciéndole aún más difícil ver el camino.
—¡Esto tiene que ser una jodida broma!— Gruñó mientras recostaba la cabeza contra el volante. Nunca había imaginado que terminaría así, perdido en medio de una tormenta en una ciudad que conocía tan solo superficialmente, sin la comodidad y el lujo a los que estaba acostumbrado.