Tu eres mio

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-Me gustas.

- lo sé.

-Pero quiero recordarte algo.

- ¿Qué cosa?- pregunta con intriga.

-Tu... Tu eres mio.





ARIA

Nunca fui estupendamente buena para contar historias, la redacción no va mucho conmigo.Sin embargo, creo que la creatividad si, aún que no específicamente en lienzo o en papel,de hecho, creo que en trozos viejos de cartulina, diseñar bocetos junto a telas viejas guardadas en mi armario se me da muy bien. Configurar y crear patrones se me volvió un talento en mi, tal vez sea algo relacionado con la herencia que recorre mis venas, no es por nada, pero los Duval sabemos claramente de estilo.

Sin embargo,mi don se ve interrumpido ,  atada a un ordenador.La pregunta es ¿Por qué Ari?..si eres tan buena en lo que dices,en realidad es muy sencillo, no tengo con que pagar la maldita deuda.Quiero decir, mi talento a la basura.

Desde que dejé mi viejo *muy viejo* trabajo, no pude instalarme en alguna nueva agencia, ya que siempre la  maldita falta de experiencia hacia que todos mis planes se vieran interrumpidos.De hecho, no he podido culminar los cientos de pendientes que tengo en mi *propia* agencia. Por más que sea la mejor de las egresadas de mi carrera y facultad, tenga bocetos hermosos y explícitamente buenas recomendaciones, nadie me toma en serio. ¿Tal vez mi apellido tenga que ver en algo?, no lo sé, pero siempre oí rumores de eso.

New York es muy exigente con la moda y bueno, ¿Qué podría esperar de mi?, solo tenía un año y medio de haber culminado mi carrera y claro, en vez de progresar como estereotipadamente debería ser estando en uno de los mejores puestos diseñando prendas para delgadas y sexys modelos en Victoria Secret o siendo parte del equipo fundamental de Chanel, me encuentro aquí, sentada en un incómodo asiento, terminando de agendar las citas pendientes de mi jefe, bebiendo ocasionalmente un café el cual no soy amante del todo y observando que apenas mi jornada acababa de empezar.

-Duval, a mi oficina.- Dijo la voz más diva y altanera nunca jamás escuchada, la de mi jefe.

Asentí con cuidado, regalando una sonrisa, obviamente falsa. No deseaba estar ahí, de hecho, quería a todo pulso renunciar e irme a perseguir mis sueños, pero está claro que por algo estoy aquí, dinero. Me levanto como robot, y doy pasos que vacilan entre rápidos y muy rapidos de hecho, no pienso mucho en eso, solo quiero llegar antes de recibir sermones.

-Niña, ¿Por qué siempre demoras tanto? - Levantó una ceja y a la vez una línea larga apareció en sus labios, una no muy grata- Tenemos algo pendiente.

¿Algo pendiente?

-Oh si, déjeme revisar...- Abrí mi libreta para observar las anotaciones previas, pero el  carraspeó en su voz me paraliza.

No, no ,no. -Se colocó en una pose muy diva, mataría por tomarle una foto - Tenemos un viaje pendiente.

Mierda, el viaje.

-Lo lamento Sr. Duval. -Tenía la mala suerte de que nuestros apellidos tengan algún muy notable parecido - Solo que...

-Solo que nada,el día de mañana tienes que estar a las 7 en punto.*Ni un minuto más, ni uno menos.*

-De acuerdo.

-Ahora sal de aquí.- Extiende su brazo mirando hacia un lado, sus movimientos de muñeca sugerían que era hora de retirarme.

Lo detesto.

Ya me hacía salir de su oficina, sin embargo su voz me detuvo.

Niña, no olvides traer mi maletín especial -Como no olvidar "su maletín especial".-  y claro,como soy bueno y el mejor jefe que tendrás en tu vida, te dejaré irte ahora. Quiero que tengas todo listo para este sábado.- afirma con decisión.

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⏰ Última actualización: Sep 11 ⏰

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