—¿Una qué?
Enzo le dio el té a Julián y se dejó caer en su propia cama —Eso, una cosa de cartas secretas. Lo vi cuando volvía de la cocina, capaz mañana a la mañana nos dicen algo.
Julián asintió mientras degustaba el té verde que Enzo le había preparado —Fa, que lindo un tecito antes de ir a dormir, gracias Enzito.
—De nada, Ju —le sonrió—. Lo que sea para vos.
Julián terminó su taza de té y la dejó en su mesa de luz antes de girar en su cama y dormirse casi al instante. Enzo se levantó de su lugar y agarró la taza, llevándola hasta la mesa debajo de la tele y se fue al balcón un ratito.
Enzo se sentía extraño hace ya mucho tiempo. Le estaban pasando cosas con su amigo que sabía que no estaban bien, pero Julián siempre fue "Julián".
No sabía cómo explicarlo, porque nunca le había pasado antes con nadie, y Julián siempre era la excepción a lo que era normal para él. Pero Enzo sentía que las cosas se le habían salido de control y de repente se encontraba pensando más de lo normal en Julián, buscándolo en todas partes, queriendo compartir todo el tiempo posible, mimándolo en cada momento de privacidad que tenían y mil cosas más de las que tal vez no era del todo consciente.
No fue hasta que sus compañeros de selección se lo hicieron notar en privado, y de repente Enzo sentía que estaba cometiendo un pecado. ¿Cómo había estado cuidando y tratando a Julián como un angelito sin siquiera darse cuenta? Estaba hasta las manos, y hacía de cuenta de que no pasaba nada para no cagarla todavía más.
Julián era alguien muy preciado para él, y sabía que el delantero no tenía los mismos sentimientos que él, por lo que esto era tan sencillo como quedarse callado y punto. Decirle lo que sea o intentar levantarlo era en vano, y no se quería arriesgar a perder ese vínculo tan lindo que tenían.
Con pesadez, regresó a la habitación y se acostó en su cama, mirando la espalda de Julián y durmiéndose poco después, con la ya común angustia en su pecho.
Al día siguiente, durante el desayuno, Aimar se acercó al grupo con la noticia de que iban a empezar a hacer una especie de "correo anónimo". La mayoría se lo tomó para chiste y otros no le dieron ni pelota, pero a Enzo se le prendió la lamparita. Tal vez, era la oportunidad perfecta para intentar lo que sea.
—¿Le vas a mandar una cartita de amor a Juli?
Enzo se giró, asustado de que Julián hubiera escuchado algo pero se había levantado justo a servirse más café.
—Qué sé yo amigo —le respondió al Dibu. Se había vuelto una especie de consejero en estos últimos años y lo escuchaba sin cargarlo ni nada por el estilo—. Lo pensé, pero me parece que es al pedo.
Dibu suspiró, agarrando una tostada y untándole queso crema —Intentalo enano, cualquier cosa se lo toma como una joda y fue.
—Si... puede ser.
Julián volvió a la mesa y Enzo se silenció.
—¿Van a mandar una cartita ustedes?
—Yo le voy a mandar una a Leo diciendo que lo amo y no se retire nunca —respondió Dibu, completamente serio—, y capaz otra a Franco y a Gero. ¿Ustedes?
—Ni idea, capaz también una a Leo o a Fideo —respondió Juli—. ¿Y vos?
Enzo se quedó mirando su plato de huevos revueltos —Uhh ni idea amigo, capaz.
El tema quedó ahí por ahora y poco después se pusieron a entrenar. Cuando regresaron, había un cuartito que antes estaba desocupado con varias cajas con los nombres de cada uno y una ranura para meter las tarjetas. En el centro, una mesita con papel y lapicera para que cada quien escriba cuanto quiera. Era una de las tantas ideas del cuerpo técnico para mejorar la relación del equipo.

ESTÁS LEYENDO
Anónimamente: te amo | Julienzo
Fanfic"Mi parte favorita de las eliminatorias es verte a vos" Julián se quedó viendo la carta anónima que le había llegado y pensó que era una joda. Al menos fue así, hasta que siguieron apareciendo una tras y otra todos los días, y empezó a replantearse...