Capítulo 2: Rachel.

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Día 1 de la Tormenta.

[Happy – Pharrell Williams]

El suave resonar de unas baquetas acompaña a los rayos del sol naciente que poco a poco se posan sobre la calle.

La vida en esta pequeña extensión de tierra se ha extinguido casi por completo, quedando solo un alma en toda la cuadra.

Con la espalda pegada a la pared y sus piernas recogidas, Morgan se halla con la mirada al suelo, sintiendo como va perdiendo fuerzas al haber pasado toda la noche sin cerrar los ojos.

Su lamento pronto se ve interrumpido por un rugido, no de aquellas cosas que no permitieron a Morgan descansar, sino, por su propio cuerpo.

—Ayer se me olvidó cenar... —Se levanta con torpeza, pegando su mano a la ventana.

Cabizbaja y con los labios temblando, Morgan se niega a mirar afuera, apartando con lentitud su mano del vidrio.

—Aquí estoy a salvo, ¿Verdad? —Forzó una pequeña sonrisa mirando a la puerta, había pasado toda la noche y nada intentó entrar. —Creo que mejor me quedo aquí a morir de hambre.

Volvió a sentarse, esta vez en su cama desordenada.

El tacto gentil de la sábana en sus manos, el suave rechinar de la madera aguantando su poco peso y los rayos del sol llegando a su rostro.

Por un segundo, pudo olvidar lo que estaba sucediendo, permitiéndose respirar con tranquilidad.

Su mano apretó la sábana, sus corazón volvió a alterarse y su vista a nublarse, el alivio que sentía fue muy corto, aquella canción tan enérgica que sonaba desde el exterior no le permitía relajarse.

Se levantó temblando, caminando hacia la ventana para observar de donde provenía.

Cuando pegó sus manos al vidrio, pudo ver el resultado del caos de la noche anterior.

Cuerpos de decenas de personas esparcidos por la calle, animales alimentándose de los restos de aquellos que alguna vez los acompañaron y tal vez alimentaron.

Los pájaros recogiendo pedazos de ropa regados y cuervos hurgando los cadáveres en busca de comida y cosas brillantes.

— ¿Dónde están los Zombis? —Morgan se separó de la ventana, corriendo hacia la puerta de su habitación.

El tacto de la fría perilla con su palma fue demasiado para Morgan, quien apartó su mano con rapidez, la envolvió en su chaqueta e intentó abrir la puerta; abrió sin problemas.

Corriendo escaleras abajo, el ruido que causaba parecía ser demasiado.

Su cuerpo estaba muy débil, pero la impresión era mayor a su cansancio.

Llegando a la puerta principal, Morgan embistió, perdiendo el equilibrio en los pequeños escalones al salir al exterior, cayendo boca abajo al pequeño camino de cemento que lleva a la acera.

Temblando al intentar levantarse, Morgan busca con la mirada cualquier movimiento similar al humano.

Pero solo había animales, todo lo humano estaba muerto.

Cuando acabó de levantarse, miró en busca del lugar donde estaba la mujer de anoche.

Al fijar su vista sobre el auto, Morgan dio unos pasos para luego echar carrera en su dirección.

Los pájaros de carroña sobre los cadáveres volaron al ver a Morgan acercarse, algunos perros paraban de arrancar carne y viseras para gruñir, otros tantos ni se fijaron de su presencia.

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⏰ Última actualización: Oct 04 ⏰

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