CAPITULO 10

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Natalie se despierta en medio de la noche, sintiendo un dolor punzante en el pecho que la hace sobresaltarse.

Con dificultad, abre los ojos y mira a sus bebés, quienes aún duermen abrazados, ajenos a su inquietud. La mancha negra en su piel se ha expandido, y el dolor se ha intensificado.

Se sienta en la cama con un suspiro, tratando de calmar el temblor en sus manos.

La habitación está en silencio, salvo por el suave murmullo del ventilador. Su preocupación se refleja en su rostro, y sus cejas están fruncidas mientras se pregunta qué le está pasando.

"¿Qué está ocurriendo?"

se pregunta en voz baja, mientras se pone de pie con cuidado para no despertar a sus hijos. La mancha negra la incomoda cada vez más y se siente como si estuviera creciendo en intensidad.

"No puedo dejar que esto me venza. Mis bebés necesitan que esté bien, que sea fuerte para ellos."

Camina lentamente hacia el baño, el dolor en el pecho haciendo que cada movimiento sea un poco más difícil.

Se enfrenta al espejo, observando con creciente alarma cómo la mancha negra ha adquirido una forma irregular, extendiéndose más por su piel.

Con manos temblorosas, se enjuaga la cara con agua fría, esperando que el frescor le proporcione algún alivio.

"No entres en pánico, Natalie. Debes mantener la calma. Esto no puede ser tan malo."

"Quizás es solo estrés. Tal vez el dolor se debe a la falta de sueño o a la tensión." intenta consolarse, pero el dolor persiste y la preocupación aumenta.

"Pero, ¿y si es algo más grave? ¿Qué pasaría si necesito ayuda médica? No quiero asustar a los bebés."

Decide que necesita hacer algo para distraerse y tratar de relajarse. Se viste con rapidez, optando por una camiseta y unos pantalones de pijama suaves.

"Necesito distraerme. Si me mantengo ocupada, quizás el dolor se vuelva más tolerable."

Se dirige a la cocina con pasos ligeros, con la mente abrumada por la ansiedad. En la cocina, pone agua a hervir para preparar una taza de té. Sus manos están firmes, pero su mente está inquieta.

"Cada pequeño ruido parece amplificado. Estoy sobreexcitada, y eso no ayuda."

El té, con su aroma reconfortante, no logra disipar completamente el malestar, pero le ofrece un breve momento de calma.

"Esto me dará algo en qué pensar, al menos por un rato. Necesito mantenerme ocupada hasta que pueda resolver esto."

Con la taza en mano, regresa a la habitación, su rostro aún marcado por la preocupación. Se sienta en el borde de la cama, observando a sus bebés dormir plácidamente.

Sus corazones latían en sincronía, una imagen de paz que contrasta con el caos que siente en su pecho.

"A pesar de todo esto, verlos dormir me da paz. Ellos son mi fuerza, mi razón para luchar."- piensa Natalie

Con suavidad, coloca la taza de té en la mesa de noche y se acurruca entre sus hijos, rodeándolos con cuidado para no despertarlos. Susurra palabras de consuelo a los pequeños, sintiendo cómo el amor por ellos le da una fuerza renovada.

"No puedo dejar que esto me venza. Debo mantenerme fuerte y estar aquí para ellos. Haré lo que sea necesario para asegurarme de que estén bien."

Finalmente, cierra los ojos, tratando de encontrar un respiro en la presencia tranquila de sus bebés. El dolor sigue ahí, pero el calor y el amor que siente al estar cerca de sus hijos le brindan un consuelo agridulce.

La noche continúa, y con cada latido de sus pequeños, Natalie se esfuerza por mantenerse fuerte, sabiendo que debe enfrentarse a lo desconocido con valentía.

-Ellos necesitan de mí. No puedo defraudarlos.- dice en voz baja, mientras mira a los pequeños bebés. Dormir plácidamente en la cama.

NT/PL

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Mientras Paul sale de la casa de Sam, el dolor de su impronta se manifiesta en su pecho, punzante y persistente. A pesar de que cada latido le recuerda la conexión intensa y dolorosa con Natalie, él se esfuerza por ignorarlo.

"Yo no pedí tener una impronta,"

piensa con frustración, apretando el pecho con una mano en un intento de mitigar el dolor. La presión en su pecho es casi insoportable, pero su mente está enfocada en su misión.

"No elegí esto, y ahora tengo que lidiar con la angustia y el dolor que viene con ella. Esto no es justo."

Cada paso que da hacia la oscuridad de la noche parece más pesado por el dolor que siente, pero Paul intenta no dejarse vencer.

"No puedo permitir que esto me detenga. No tengo tiempo para quejarme de cómo me siento."

La sensación de ser arrastrado por la impronta le provoca rabia y desazón.

"No pedí tener una impronta. No pedí sentirme así. Pero aquí estoy, lidiando con algo que no elegí."

Esta rabia se mezcla con el dolor, y Paul se pregunta por qué su vida se ha complicado tanto por algo fuera de su control.

Mientras intenta encontrar una solución, el dolor le recuerda constantemente que debe mantener el enfoque.

"Este dolor es una señal de que hay algo importante en juego. No puedo dejar que me frene. Una simple impronta no me quitara, mi libertad."

El frío nocturno le corta el rostro, pero él sigue adelante con determinación. Cada punzada en su pecho lo empuja hacia adelante, recordándole que debe superar el dolor para cumplir su objetivo.

"Aunque no pedí esto, debo enfrentar la realidad y hacer lo que es necesario."

Paul continúa su búsqueda, ignorando el dolor y la frustración que siente. La noche es oscura y silenciosa, pero su resolución es clara: seguir von su libertad y solteria, sin importar cuánto le duela.

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⏰ Última actualización: Sep 12 ⏰

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𝔐𝔦 ℑ𝔪𝔭𝔯𝔬𝔫𝔱𝔞 (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora