Desde que tenía tres años, Stephanie Smith vivía en el orfanato de WiddleStone. A sus once años, la vida en ese lugar no había sido fácil. Cada día era una batalla contra el acoso de otros niños que no perdían oportunidad para molestarla. Stephanie había intentado hablar con el director del orfanato, rogándole que hiciera algo para detener las burlas y el maltrato, pero sus súplicas siempre caían en oídos sordos. Para él, sus problemas no eran prioridad.
Sin embargo, Stephanie sabía que algo en ella era diferente. No se lo había contado a nadie, pero había notado cosas extrañas que ocurrían cuando se enfadaba: objetos que caían sin razón, libros que levitaban durante unos segundos, o puertas que se cerraban solas. Aunque le daba miedo, en su interior sabía que esas cosas no eran normales, y que, de algún modo, estaban conectadas con ella.
Una mañana, mientras bajaba a desayunar como cualquier otro día, sintió algo diferente en el aire. Hoy sería un buen día, pensó. No sabía por qué, pero tenía la sensación de que algo extraordinario estaba por suceder. Después de desayunar y cumplir con sus tareas diarias, Stephanie regresó a su habitación. Fue entonces cuando vio algo extraño en la ventana: un gran búho, con un plumaje oscuro y penetrante, sostenía un sobre en su pico. No era un animal común para el orfanato.
Curiosa, Stephanie abrió la ventana y tomó la carta. Era un sobre de papel grueso, con un sello de cera que llevaba un símbolo que nunca antes había visto. Nerviosa, lo rompió y comenzó a leer:
"Querida Stephanie Smith, nos complace informarte que has sido aceptada en el Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería..."
Sus manos temblaban mientras leía el contenido de la carta. ¿Magia? ¿Una escuela de magia? El resto del texto explicaba que ella era una bruja, y que el director del orfanato había sido contactado para facilitar su ingreso a Hogwarts. Al parecer, ya estaba todo preparado para que ella se fuera de inmediato. Al terminar de leer, Stephanie no podía creer lo que acababa de descubrir.
Con el corazón latiendo a mil por hora, corrió hacia la oficina del director. Le entregó la carta sin decir una palabra, y él la leyó con calma, esbozando una sonrisa. "Parece que Hogwarts será un buen lugar para ti, Stephanie. Ellos se encargarán de tus estudios, y además, hay una beca involucrada... No veo por qué no aceptar". Aunque no entendía del todo la carta, el director parecía encantado con la idea de deshacerse de ella y, sin pensarlo mucho, aprobó su partida.
Con el permiso del director, Stephanie salió del orfanato por última vez. Afuera, un hombre alto y de aspecto extraño la estaba esperando. Se presentó como un enviado de Hogwarts y le explicó que la llevaría al Callejón Diagon para que comprara todo lo que necesitaba para el curso.
El Callejón Diagon era un lugar como ningún otro. Tiendas llenas de objetos mágicos, varitas, libros que parecían susurrar, y criaturas extraordinarias. Stephanie nunca había visto algo así en toda su vida. Uno de los momentos más impactantes fue cuando visitaron el banco Gringotts, donde le revelaron que sus padres le habían dejado una considerable suma de dinero. Aunque no los recordaba, saber que sus padres habían pensado en su futuro la llenó de una profunda emoción.
Tras comprar todo lo necesario, su último destino fue la estación de trenes. El hombre le entregó un billete para el "Expreso de Hogwarts" y le mostró cómo llegar al andén 9 ¾. Stephanie lo siguió nerviosa, corriendo hacia la pared entre los andenes 9 y 10. Al cruzarla, se encontró en una plataforma mágica donde la esperaba un imponente tren de vapor.
El viaje a Hogwarts fue una mezcla de nervios y emoción. Mientras el tren avanzaba entre paisajes desconocidos, Stephanie se preguntaba cómo sería su nueva vida. Al llegar, los alumnos fueron llevados en pequeños botes a través de un lago oscuro, donde se alzaba el enorme castillo de Hogwarts. Las torres y las luces parecían sacadas de un cuento de hadas, pero esto no era un sueño. Era real.
Esa misma noche, en la ceremonia de selección, el Sombrero Seleccionador la envió a Slytherin, la casa a la que también habían pertenecido sus padres. Aunque había oído que Slytherin tenía una reputación algo sombría, Stephanie sintió que era donde pertenecía. Allí hizo sus primeros amigos, niños que, como ella, tenían habilidades especiales y un pasado que los hacía únicos.
El discurso del director fue claro: no podían salir de sus habitaciones después del toque de queda y el Bosque Prohibido era un lugar fuera de los límites. Aunque las reglas eran estrictas, Stephanie no pudo evitar sentirse emocionada por lo que estaba por venir. La magia estaba en cada rincón del castillo, y su primer día fue solo el comienzo de lo que seguramente sería una vida llena de aventuras.
Ahora, lejos del orfanato y las burlas, Stephanie había encontrado un lugar donde encajaba. Hogwarts no solo sería su escuela, sino su verdadero hogar.
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Pido perdón de antemano al hacer la historia tan grande, me gustaría saber si les gustó o si quieren que la haga la siguiente más pequeña. Me alegra que lo hayan leído. Si les gustó voten ya que se vienen cosas en esta historia. Besitos 💜
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La Historia De Stephanie
FantasyEstá es una historia de una chica la cual es huérfana desde los 3 años, está chica es nacida de padres magos lo cual hace que sea sangre pura. Sus padres fallecieron en un accidente de automóvil, lo cual al no tener más familia acabo en un orfanato...