El apocalípcis pudo derrumbar familias, amistades y matrimonios. Menos uno en Especial. Negan y Daemon una pareja casi un matrimonio siempre tenían problemas, pero cada uno se resolvía, el Apocalípcis era muy rudo para Daemon, un muñeco de porcelana...
Las risas inundaban la casa de la familia Smith, Daemon reía mientras cocinaba la comida favorita de sus dos personas más importantes.
- Luego a tu mamá se le salió el jugo de mora por la nariz al reírse cuando vio como un niño se caía de cara de su bicicleta - Negan dijo entre risas contagiando a la pequeña.
- ¿Papi como Mamá se enamoro de ti? - Lucille pregunto con curiosidad fijando su vista al mayor.
Negan se quedo en silencio, era muy pequeña como para saber como conquistó a Daemon... O bueno como Negan cayó a sus pies primero.
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Negan ingreso a la escuela de primaria como profesor de física, era su primer día trabajando en ese colegio, casi toda su vida estuvo en secundarias o entrenador de Fútbol, en las Universidades, pero lo despidieron cuando lo encontraron en un momento íntimo con la profesora de Inglés.
- Señor Smith, es un placer tenerlo con nosotros, me presento soy Director Matt - El director estrecho su mano mientras daba una sonrisa.
- Si.. - Negan se le notaba incómodo, no estaba acostumbrado a convivir con niños, se le hacia repugnantes.
- Ahorita estoy realmente ocupado pero El profesor Daemon ya debe de haber terminado su hora, le avisaré que lo guíe, espere aquí - El Director no le dio la oportunidad de que respondiera, solo se fue.
Negan se quedo parado ahí, ¿acaso escucha o má!? Daemon.. Que nombre más estúpido, acaso es un demonio o algo parecido.
Sus pensamientos fueron interrumpidos cuando alguien tocó su hombro sobresaltandolo y haciendo que voltee hacia atrás rápidamente.
- Hola, disculpa si te asuste, soy el Profesor Daemon, de Química, un placer señor Smith - Daemon extendió su mano.
Negan no se había movido de su lugar, su ojos escaneron la belleza frente su ojos, su cabello albino era realmente bello, su ojos azulados lo hacía más bello. Asu vez, sus labios rojos y esponjosos tan apetecilbles para cualquiera, si no hubiera sabido que era hombre pensaria qué era mujer.
Daemon al ver como se le quedaba mirando y no respondía su saludo, con incomodidad regresó su mano a su costado siendose mal por el rechazo.
