Capítulo 1.

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Dakotta:

Entro, por fin, en mi librería favorita, sola porque odio ir acompañada de gente que solo sabe mirar lomos y lee las sinopsis por encima creyéndose licenciados. Voy al final del todo a mirar los clásicos; Shakespeare, Edgar Alan Poe y otros grandes, cuando de repente escucho la molesta campana, señal de que entra alguien. ¿Quién cojones va a entrar un sábado a las ocho de la tarde?

Edgar:

¿Qué puedo hacer a las ocho de la tarde un sábado? Decido salir de casa, y a los diez minutos me doy cuenta que voy sin llaves (como el 99% de las veces), tendré que saltar por la valla. Camino durante diez minutos por las callejuelas de mi barrio, hasta que encuentro una librería, con una triste luz en la puerta. Decido entrar a ver si hay algo interesante, y voy directo a la sección de comics, olvidándome del resto de la tienda.

Dakotta:

Cuando me fijo me doy cuenta que es un chico de mi universidad, me suena de haberlo visto en algunas clases, pero vamos no me suelo fijar en chicos como él. Rubio, listo, con la vida perfecta, y demasiado bueno tal vez. La verdad es que no me extraña que vaya de cabeza a los comics, va perfecto con su look de friki, por dios, si lleva hasta gafas. Cuando me doy cuenta llevo más de diez minutos mirándole, él se gira, mirándome fijamente a los ojos, frunciendo ligeramente el ceño y al segundo vuelve a sus comics, moviendo ligeramente su cabeza. Dejo el libro de Shakespeare en su sitio y voy hacia él.

Edgar:

Me siento ligeramente observado y miro hacia el final de la tienda, veo a una chica de mi universidad, creo que compartimos algunas clases, pero no me he fijado mucho en ella. Rubia, guapa, con media universidad detrás y demasiado suelta tal vez. Lo que no me esperaba es que ella estuviera en un sitio como este y menos a estas horas, por dios, si lleva hasta chupa de cuero. Me giro y sigo a lo mío, aunque me ha extrañado muchísimo que se me quedara mirando con ojos de psicópata, a los segundos oigo que se acerca a mí, y según sus pasos parece cabreada, pero yo sigo contemplando la portada de Batman.

Dakotta:

Me pongo detrás suya y el friki este sigue mirando su estúpido comic de Batman, le doy unos toques en su hombro y se gira, pongo mi mano en su pecho y lo empujo contra la pared.

-Como digas a alguien que me has visto aquí, procurare que no vuelvas a tocar un comic en tu vida.-Dicho esto, salgo por la puerta y lo dejo mirándome con cara de asombro. Me subo en mi moto y voy directa a casa.
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Multimedia: Edgar 

We'll never be as young as we are now.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora