Antinatural.

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El pasillo era extenso, vacío, sin actividad alguna, totalmente iluminado de luz blanca al igual que sus paredes y piso. Una persona  de forma tan lenta como si no quisiera llegar a su destino, se oían el ruido de sus zapatos con cada paso que daba casi hipnotizante.

La cara tenía una expresión de cansancio, frustración, rencor, odiaba esta rutina y de cierta forma no tenía la responsabilidad de hacerlo pero debía, debía ayudar.

Llegó a su destino, se detuvo frente dos grandes puertas de hospital. Se quedó quieta la persona unos momentos tratando de asimilar qué tiene que hacer esto desde hace ya un tiempo, se preparó y abrió las puertas.

A su frente se encontraba una sala grande, había muchos instrumentos y equipo qué un hospital tendría pero lo que llamaba más la atención era una anciana.

Dicha anciana estaba postrada en camilla, despierta, estaba pegada a varios equipos que monitoreaban su condición y otros que el eran de soporte vital, su aspecto era demacrado, carecía de una extremidad y con solo verla se estaría de acuerdo que el hecho de que esté viva sería considerado un auténtico milagro... O maldición.

Cuando la anciana vío a la persona con las pocas fuerzas que tenía comenzó a "hablar".

-Malditos... Ingratos... Familia... Interesados... Enemigos... Salvenme... Mátenme... Miedo... Muerte... Vida... Dios... Perdón... Piedad... Infierno... Cielo... Hijos... Herramientas... Hermana... Diablo... Monstruos...-Es lo que decía la anciana con esfuerzo.

-A mi también me da gusto verte, abuela.-Respondió la persona sin inmutarse.

Para este punto la anciana repetía las mismas palabras como grabadora de voz, todo esto ya no le afectaba a la persona pues ya se había acostumbrado a esto. Sin prestarle atención a las mismas palabras que decía la anciana fue a buscar lo que necesitaria para hoy.

Fue a un estante y recogió herramientas estériles, pañales extendibles, sábanas y almohadas limpias, alcohol, una bata nueva para la anciana.

Siguió los protocolos de esterilización para evitar la infección de agentes patógenos, se puso un uniforme quirúrgico, acercó todo los que usará hoy cerca de la camilla de la anciana qué seguía diciendo las mismas palabras desde que entró.

-Muy bien abuela, empecemos.-Habló sin rodeos la persona.

Pasaron las horas, todo resultó "normal" como de costumbre, arregló la camilla y sustituyó todo lo sucio por algo limpio, ningún indicio de que ella mejorara o empeorara. La persona extrañamente se sentía frustrada y enojada apesar de que todo salió igual sentía que algo estaba cambiando hoy por muy insignificante que fuera, había terminado de trapear y cuando ya estaba por recoger todo algo paso.

La anciana comenzó a articular más palabras, casi si volviera a hablar de forma normal.

-Cuando entierre a todos mis enemigos, ya me podré morir en paz y librarme de sus malos tratos malditos.-Habló la anciana en un tono cínico.

Está actitud siempre sacaba de quisio a la persona, por más calmada que estuviera el simple hecho que la anciana adoptara esa actitud hacia que automáticamente perdiera la paciencia y hoy no sería la excepción.

-¿Qué más quieres de nosotros?. ¡Te dimos todo lo que teníamos y más!. ¡De no ser por ti no haríamos esto, todo por ti y tu enfermo miedo a morir!. ¡Por ti estamos divididos por que nos enseñaste a odiar, es lo único que hiciste por nosotros en tus mejores años!. ¡Te salvamos por que eres familia pero tu maldita actitud ha hecho que nos arrepintieramos!.-Expresó con furia la persona.

-Ustedes...-Trató de hablar la anciana pero fue interrumpida.

-¡¿Dijiste que cuando enteraras a tus enemigos ya podrías morir?!. ¡¿Y bien, quien más te falta?!. ¡Enterraste a tus padres, a tus hermanos, primos, sobrinos, cuñados!. ¡Enterraste al mayor de tus hijos!. ¡¿Quién más te falta?!. ¡¿Quién más te falta?!. ¡¿El resto de tus hijos, tus nietos?!.-Preguntó gritando.

-No sabes... -Volvió a intentar a hablar.

-¡No me digas que no se nada, porque para tu mayor desgracia lo sé todo de ti!. ¡Se que no fuiste una madre para ninguno de tus hijos, a más de uno lo corriste de casa!. ¡¿Y así quieres que todos vengan a buscarte?!. ¡¿Dónde al que llamas al más radiante de tus hijos?!. ¡Oh espera, aquí no en definitiva y que te consta que nunca vendrá a verte!. ¡El que más jodiste de todos se quedó contigo y lo desprecias!.-Gritó.

-El...-Volvió a tratar de hablar la anciana.

-¡Ya se por desgracia que me escondiste de mis padres por una simple discusión que ni llegó a los gritos, los preocupaste y trataste de hacer que los odiara como tu lo hicites con los tuyos!. ¡Mi mayor vergüenza será que casi lo logras!.-Gritó.

-Tú...-Quizo hablar de nuevo la anciana.

-Tan solo eres una maldita persona que odia hasta su propia existencia, que sabe lo que hizo, lo que hace y lo que hará y por eso tienes ese maldito miedo a morirte porque sabes muy bien que te vas a pudrir en el puto infierno. ¿Y sabes qué?. Yo no te odiaría de no ser porque solo te comportabas como una dulce abuela conmigo en mi infancia por verdadero cariño y no como un simple títere en un patético intento de arrepentimiento para ganarte el cielo.-Habló un poco más calmada la persona.

-No es cierto...-Mintió la anciana.

-Eso somos nosotros ante tus malditos ojos. ¡Solo un montón de herramientas, títeres qué manipular!.-Volvió a gritar la persona.

-Mentira...-Volvió a mentir la anciana.

-Nunca había conocido a alguien tan hipócrita, desagradable y traidora como tu. ¡Y eso es una gran ironía porque resulta recién conocí la familia de la que escapaste que tanto dices que son como lo que te dije son más agradables que tu!.-Confesó la persona.

-¿Cuando?...-Preguntó la anciana.

-¡Apenas nos reunimos los únicos que te cuidamos y coincidimos en algo!. ¡Tu jamás tendrás arreglo o redención por más que reces e implores porque justo después de hacerlo te pones a maldecir la existencia de todos sin una verdadera justificación!.-Gritó la persona.

-Yo...-Trató de hablar la anciana.

-¡Tu única excusa para todo esto es por tu "depresión", aunque para ti depresión es llorar a lo estúpido solo por que no te damos lo que quieres al momento y terminas llorando como una maldita berrinchuda!. ¡Y por más que quiera decir que morirás resulta que nunca podrás morir por más cosas que te pasen!. ¡Sobreviviste a infartos, caídas, a dos cirugías!. ¡¿Tanto dices que quieres morir?!. ¡Bien, dilo ahora!. ¡Oredename aquí y ahora que te desconecte todo lo que te mantiene con vida!.-Propuso la persona.

La anciana ya no dijo nada, la maquina que registraba sus latidos comenzó a marcar su ritmo cardíaco más rápido, su corazón comenzó a acelerarse por miedo.

-Lo sabía... Maldita cobarde. Tanto tiempo odiando y temiendo a la muerte qué te olvidaste de vivir. Lo único bueno que nos dejaste es eso, gracias a eso aceptamos que morimos tarde o temprano, y mientras la esperamos aprovechamos para vivir al máximo.-Confesó la persona.

Antes de que siguiera hablando la persona, la anciana volvió a hacerlo, volvió a decir las mismas que dijo desde que la persona llegó.

La persona se frustró, sabía que ya no tenía sentido seguir hablando con ella. Arregló todo y salió de ahí, comenzó a frotarse la cien con cansancio, su consuelo era que al menos no la verá hasta dentro de un buen tiempo y con algo de suerte. Nunca más.

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⏰ Última actualización: Sep 14 ⏰

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