Un insultó se escapó de sus labios el cual se perdió entre el sonido de la lluvia cayendo y el ruido ocasionado de los árboles golpeándose, el aire ocasionaba que las hojas se movieran violentamente, a simple vista podría jurar que el bosque se derrumbaría ante sus pies, sin embrago, nada podría importarle menos, estar en aquella cabaña en medio de la nada era aún más seguro que estar en la ciudad, no importaba cuantas veces había cambiado de departamento, no importaba cuanto se ocultó en su casa, él siempre lo encontraba.
En esos días era cuando tenía tantos arrepentimientos, tal vez si ese día no hubiese salido temprano, si no hubiese acompañado a su amigo, si tan solo no le hubiese sonreído y sido amable, él no se habría fijado en él ¿verdad? Él no lo vería y él no estaría huyendo.
Estaba cansado de tanto huir, sus ojeras y cabeza adolorida eran prueba de ello, se puso de pie y con lentitud se acercó hasta el gran ventanal de la habitación, afuera el cielo se caía a cántaros, pero poco le importaba, el suerte que portaba le llegaba por debajo de las rodillas, aquella prenda era de su padre, lo único que le quedaba en la vida, se alejó del resto de la familia y de su ambiciosa madre, estaba tan asustado y se sentía tan fuera de lugar, que poco a poco cortó comunicación con sus amigos, después de todo ¿Quién le creería? Ellos tenían a su acosador en un pedestal y no los culpaba, en su momento, él llegó a pensar lo mejor de él.
Cursaba el segundo semestre cuando lo conoció, estar en una de las universidades con mejor prestigio del país ponía mucho peso sobre sus hombros, las exigencias de los docentes eran tan altas que incluso su cabello comenzó a caer debido al estrés, ese día salía de un examen especialmente difícil, Italia Fascista caminaba a su lado izquierdo, Imperio y RFSR por el derecho.
-Agradezco que el profesor me dejara presentar el examen de la unidad, papá me amenazó con que no debía llevarme tantas materias a extraordinario, en especial la del profe Grecia, ya saben que son muy amigos.-Exclamó Italia mientras dejaba salir un suspiro.
-Para tu buena suerte, a Grecia no le importa la asistencia-Argumento Imperio mientras sostenía fuertemente su mochila que colgaba de su hombro-Por cierto, RFSR ¿Tomaras el autobús con nosotros?
-No esta vez.-Contestó el pelirrojo-Urss vendrá por mí.
Las voces emocionadas de Imperio y Italia no se hicieron esperar, ambos completamente emocionados, haciendo mil y una preguntas sobre él misterioso chico que aún no conocía, pero del que había escuchado hablar una y otra vez, muchos se referían a él como un genio absoluto, graduado con honores y con un promedio perfecto. Dejó de prestarles atención cuando divisó el portón de la entrada cerca, más bien, su mirada avanzó aún más, deteniéndose en el grupo de personas que rodeaban algo en particular, un automóvil blanco último modelo, las chicas suspiraban y no precisamente por el automóvil, sino por el chico que se recargaba contra una de las puertas, a diferencia el auto que manejaba, su apariencia era completamente diferente, pantalones negros y un suéter del mismo color con cuello de tortuga, tan simple, nadie creería que él fuese el dueño del auto.
Los pasos no se detuvieron, al contrario, parecía que caminaban directamente con aquel chico, en ese momento, sus miradas se cruzaron, los ojos del hombre lo hacían ver inocente, tierno incluso, de alguna manera la idea de acariciarle las mejillas llegó a su mente, ese pensamiento logró que apartara la mirada de él.
Para Urss fue distinto, en el momento en que sus ojos se toparon con los de aquel chico, fue como si todo a su alrededor dejara de existir, todo se volvió en blanco y negro, todo menos ese chico, él aún estaba a color y resaltaba entre todos, su corazón se aceleró y entonces las palabras de su padre llegaron a su cabeza, él era su chico ideal, el amor de su vida, no pensó que lo encontraría, mucho menos en aquella universidad y acompañando a su hermano, pero algo tenía claro, él sería suyo y no lo dejaría ir.
ESTÁS LEYENDO
En la mira [Nazunist]
RandomUrss estaba loco, loco por aquel alemán y el haría lo que fuese para tenerte, poco le importaba si tenía que secuestrarte para eso.