Todo comenzó cuando salí de esa cabaña. Llegué a mi antiguo colegio, divisé a todos mis compañeros y profesores; todos me sonreían y me sentía en casa. Pero de un momento a otro, todo cambió: sus expresiones, sus voces. Todos comenzaron a matarse entre sí; el miedo me consumió y corrí a esconderme.
Solo era entrar en un aula, pero no; solo al abrir aquella aula aparecí en un gran campo de maíz. No podía ver su fin. El viento tocó mi rostro y estaba corriendo por ese gran campo; alguien me perseguía, lo podía sentir a mi espalda, su respiración agitada y cómo me llamaba.
De un momento a otro caí, estaba a punto de tocar el suelo cuando todo se distorsionó y aparecí en un gran lago. El frío intenso inundó mi ser y mi cuerpo cada vez más se hundía en aquel lugar. Veía la luna con una expresión triste; no pensé que moriría así. Cerré mis ojos y sentí la respiración de alguien y el chocar de nuestros labios. Abrí entre medias mis ojos y pude verlo. Era tan hermoso, sus pestañas largas, sus ojos oscuros. Quedé hipnotizada.
Salí del agua junto a él y volví a mi antiguo colegio; él ya no estaba, pero sentí que sí. Escuché un grito horrible y todo comenzó a incendiarse. Cayó botellas de agua del cielo; sentía una sed horrible. Recogí una y bebí de ella. Fue mi peor error; de la nada comenzaron a reclamar las botellas y los que bebían de ella eran asesinados.
Sentí una desesperación horrible y comencé a correr. De la nada vi todo borroso y aparecí de nuevo en el campo de maíz. Me sentí rara, no sé cómo explicarlo. Mi cuerpo reaccionó muy brusco y corrí de nuevo. Me perseguían perros, perros muy grandes y feos. Lloré, lloré como nunca, ya que son mi mayor miedo.
Mientras lloraba, podía divisar cuerpos, miles de cuerpos en medio del maizal, desnudos y sangrando. No tenían ojos, pero sentía que me miraban, que me seguían con su mirada. Lloré más fuerte y caí de rodillas; me rendí en ese momento y alguien me abrazó. Se sentía tan cálido aquello; me susurró palabras de consuelo a mi oído y, de la nada, estaba en la cafetería de mi antiguo colegio.
Él me dejó de abrazar y se alejó de mí. Alguien corrió hacia mí y me incrustó un cuchillo en mi cuello; se me fue el aire y todo comenzó a verse negro. Caí al suelo y mi cuerpo comenzó a convulsionar. Morí. Pero, si había muerto, ¿por qué siento que estoy viva?
Toque mi rostro, pero lo sentí raro; mi rostro no era tan definido, ni tan suave; mis manos, mis manos no eran grandes. Solo fue mirar hacia adelante y pude ver mi cuerpo tirado, sangrando. Miré hacia un espejo y me di cuenta de que estaba en el cuerpo de aquel joven que siempre aparecía en mi peor momento. (es lo único que recuerdo)