NO...

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Era un día como cualquier otro en la vida de Issa y Darien

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Era un día como cualquier otro en la vida de Issa y Darien. Ambos ya tenían la costumbre de verse después del colegio, encontrarse en el parque del centro comercial, charlar sobre sus días, pasear un rato y luego regresar a sus casas. Para ellos, esa rutina era casi sagrada. Sin embargo, ese día, algo se sentía diferente.

Ella llegó al parque y lo vio sentado en uno de los bancos bajo la sombra de un árbol, su cuerpo ligeramente encorvado y su expresión apagada. No era el Darien energético y sonriente que siempre la esperaba con algún comentario gracioso o alguna anécdota divertida del día. Ella lo observó de lejos por un momento, intentando entender qué podría estar pasando.

—Oye, ¿qué te pasa? —le preguntó cuando se sentó a su lado, dándole un leve codazo en el brazo. Darien levantó la cabeza y le sonrió, pero la sonrisa no llegó a sus ojos.

—Nada, es solo el colegio, está todo un poco pesado... —dijo, encogiéndose de hombros.

La menor lo miró fijamente. Conocía a Darien lo suficiente como para saber cuándo estaba mintiendo o, en este caso, ocultando algo. Frunció el ceño, sin quitarle los ojos de encima.

—No me vengas con eso, Darien. Te conozco mejor que a mí misma. ¿Qué es lo que de verdad te tiene así? —le insistió, cruzándose de brazos, como solía hacer cuando se ponía seria.

Él suspiró, evitó su mirada por unos segundos y luego, finalmente, habló.

—Es que... me voy a Canadá —dijo en un tono bajo, casi como si no quisiera que esas palabras salieran de su boca.

Bella parpadeó varias veces, como si no hubiera entendido lo que acababa de escuchar.

—¿Cómo que te vas a Canadá? —preguntó, todavía sin procesar la información.

—Mi papá... finalmente lo trasladaron. Este año nos vamos todos. Pensé que eso ya no iba a pasar, que tal vez mi papá se quedaría trabajando aquí, pero... —hizo una pausa, buscando las palabras— no hay vuelta atrás. Nos vamos a ir.

El silencio que siguió fue abrumador. Bella miró a Darien sin saber qué decir. Un cúmulo de emociones empezó a apoderarse de ella: sorpresa, incredulidad, tristeza... y tal vez un poco de enojo. ¿Cómo podía estar pasando esto? Ellos habían hablado del tema hacía un año, y en ese momento todo parecía indicar que el traslado de su padre no se llevaría a cabo. ¿Por qué ahora?

—¿Cuándo te vas? —preguntó ella, con la voz algo más baja de lo habitual, sintiendo un nudo en la garganta.

—A finales del año escolar. Nos quedarán unos meses más aquí, pero... eso es todo. Después de eso, me voy.

La de rizos sintió que el mundo se le caía encima. Darien, su mejor amigo, la persona con la que había compartido tantos momentos, se iría. De repente, todo el tiempo que habían pasado juntos parecía demasiado corto. Quería decir algo, algo que de verdad expresara lo que sentía, pero las palabras no salían.

—Pero... yo pensé que... —empezó a decir, pero se detuvo. Su mente estaba demasiado aturdida.

Darien la miró, con una mezcla de tristeza y culpa en su rostro.

—Yo también pensé que ya no nos iríamos, Bella. Créeme, no quería que pasara esto. Pero es lo que hay, ¿sabes? Es por el trabajo de mi papá... —dijo, encogiéndose de hombros de nuevo, como si eso explicara todo, aunque él mismo no estaba convencido.

Issa se quedó en silencio unos momentos más, procesando lo que acababa de escuchar. Finalmente, dejó escapar un suspiro y lo miró fijamente.

—¿Y qué vamos a hacer? —preguntó, su voz temblando un poco.

—No lo sé... pero podemos seguir hablando, ¿cierto? O sea, con el internet y todo eso, no tiene que ser un adiós definitivo —intentó sonreír, aunque era una sonrisa triste.

Ella negó con la cabeza, sintiendo que las lágrimas querían salir, pero se las aguantó.

—Eso no es lo mismo, Darien... no va a ser lo mismo... —dijo en un susurro, mirando hacia el suelo.

Darien guardó silencio. Sabía que tenía razón. Nada sería igual. Ni los mensajes de WhatsApp, ni las llamadas de video podrían reemplazar la presencia física, los paseos por el parque, las risas compartidas en persona. Pero no sabía qué más decir. Él tampoco quería irse.

—No lo sé, Bella... no quiero que esto nos separe, de verdad. Hemos sido amigos toda la vida... —sus palabras se quedaron colgando en el aire, sin saber cómo continuar.

Ella se volvió hacia él y lo miró con una mezcla de dolor y frustración.

—¿Sabes lo mucho que te voy a extrañar? —preguntó, y esta vez no pudo evitar que una lágrima se le escapara.

Darien la miró, sintiendo una punzada en el pecho. No había nada que pudiera decir para cambiar lo que estaba sucediendo, y eso lo frustraba. Sin embargo, sin decir nada, la abrazó. La rodeó con sus brazos y la mantuvo cerca, sintiendo su respiración temblorosa en su hombro.

—Yo también te voy a extrañar,mi nena. Más de lo que puedes imaginar... —murmuró, apretándola un poco más fuerte.

El abrazo duró lo que les pareció una eternidad, aunque ambos sabían que el tiempo no se detendría. Cuando finalmente se separaron, Isa se secó las lágrimas con la manga de su camisa.

—No sé cómo voy a manejar esto... —admitió en voz baja.

—Lo sé... pero todavía tenemos algo de tiempo —le recordó Darien, tratando de sonar más positivo—. Vamos a aprovecharlo, ¿sí? Vamos a hacer que estos meses cuenten.

Ella asintió lentamente, aunque su corazón seguía sintiéndose pesado. Sabía que los próximos meses serían difíciles, pero también sabía que Darien tenía razón. Todavía tenían tiempo, aunque fuera limitado. Y aunque el futuro era incierto, lo único que podían hacer era vivir el presente lo mejor que pudieran.

—¿Te parece si seguimos paseando un rato más? —sugirió Darien, poniéndose de pie y ofreciéndole la mano.

La menorlo miró, todavía con los ojos algo enrojecidos, pero sonrió débilmente y tomó su mano.

—Sí... vamos a caminar un poco más —dijo, poniéndose de pie a su lado.

Y así, ambos caminaron juntos por el parque, sin decir mucho más, pero disfrutando del tiempo que les quedaba. Sabían que no podían cambiar el destino, pero eso no significaba que no pudieran aprovechar cada segundo antes de que la inevitable despedida llegara.

 Sabían que no podían cambiar el destino, pero eso no significaba que no pudieran aprovechar cada segundo antes de que la inevitable despedida llegara

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EL DESTINO QUE NOS SEPARÓ [Destinos Cruzados #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora