La fortaleza roja estaba de fiesta, como no estarlo cuando su majestad el rey Viserys había decido por fin contraer matrimonio, ¿Con quien?, con Alicent Hightower, la cual era ahora la reina consorte, después de la boda que se llevó acabó en el jardín de la fortaleza todos habían ido al salón, donde se celebraba una fiesta con algunas casas como la Stark, la Velaryon y la Lannister, la mayoría se veía feliz, y algunos solo mostraban falsas sonrisas, y es que, aun extrañaban a su antigua reina, la que hace poco había dejado aquel mundo.
Por su parte la princesa Rhaenyra nisiquiera se encontraba en aquel lugar, nadie sabía dónde estaba y nadie hacia el amago de ir a buscarla o parecido, estaban todos concentrados en celebrar ala nueva reina, la mayoría deducia por el momento que la princesa estaba en su habitación asiendo berrinche por aquel matrimonio, donde su padre desposo a una omega joven que podría darle muchos más hijos y entre ellos un heredero Alfa.
Lastimosamente la princesa Rhaenyra si se encontraba en su habitación pero no haciendo un berrinche precisamente, en ese momento aquella fiesta era lo que menos le importaba, la princesa se encontraba sentada en el suelo, su espalda chocaba con la fría pared mientras que su cuerpo temblaba, su pálida piel estaba con algunas marcas de color rojizo y por sus mejillas resbalaban lagrimas cristalinas las cuales salian sin parar de sus hermosos ojos violetas.
Y es que mientras todos celebrában la ceremonia de matrimonio ella se encontraba dentro de la fortaleza donde no habían guardias ni mucho menos alguien que pudiera ayudarla, no supo como, donde o cuando apareció aquel alfa de cabellos rojizos, hermano menor de alicent, pensó que este venía a hablar con ella o tan solo que venía a preguntarle algo, pero no fue hasta que este la estampo contra la pared que supo sus verdaderas intenciones, fue humillante y doloroso, humillante por el hecho de que intento defenderse, intento gritar, aruñar, patear..pero aquel alfa era mucho más alto y corpulento que ella y doloroso por el hecho de que mientras su padre celebraba algo que ella detestaba, el hermano de la mujer con la que se casaba abusaba de ella quitandole así su pureza y su inocencia de una forma cruel porque después de todo, la pequeña princesa sólo tenía 14 años.
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-Estoy bien padre.. - La voz de la princesa sonaba algo apagada, estaba más pálida de lo normal y tenía nauseas horribles, hace tres meses que aquellos sucesos pasaron, quería olvidar todo aquello, quería olvidarlo lo deseaba con todo su ser, pero el destino era cruel, y los dioses le mandarían un regalo el cual siempre la aria recordar aquel momento. -Debí comer algo que me cayó mal, no te preocupes iré con un maestre para que me revise si tanto problema te haces -Murmuró entre dientes colocándose de pie, sentia la mirada de alicent clavada a ella como si quisiera decirle algo, aun así no dejo que hablara porque incluso antes de que su padre pudiera decir algo salió del comedor tan rápido que sintió un fuerte mareo, aun asi no cayó y es que unos brazos la sostuvieron suavemente de la cintura -A-ah?... -Levanto apenas su mirada asia la persona que ahora la sostenía, se encontró con unos ojos igual de violeta que los de ella..- Tío daemon..
