» IV «

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Los tacones de los mocasines resonaban en el pasillo hacia mi camino al otro edificio. Me deshice del vaso de batido vacío, que se estrelló con un ruido hueco en el tachón de basura junto a los casilleros. Al llegar al círculo de los estudiantes, me sumergí en la conversación animada que rodeaba al profesor Han. Sus ojos brillantes y sonrientes me dieron la bienvenida, sintiéndome en confort. El aroma a pino y a limpio hacía que el ambiente fuera calmado.

—¡Bueno! Ya que estamos todos reunidos, comencemos la clase de Arte Moderno —comunicó, indicándonos a pasar a la sala de exposición temporal. Contemplé los cuadros en las paredes de la exposición, mi mirada se detuvo en La noche estrellada de Van Gogh—. Hoy exploraremos el movimiento modernista y explicaré las obras que han revolucionado el arte.

Nos guió a través de las distintas pinturas de modernismo, su voz llena de entusiasmo mientras revelaba la historia detrás de cada una de ellas. Su dedo índice señalaba el lienzo, como si estuviera invitándonos a entrar en el mundo del artista.

Nos detuvimos frente a La noche estrellada de Van Gogh, y su explicación nos transportó a un momento de inspiración y creatividad. Luego, nos trasladamos a otro rincón, donde una pintura de grandes dimensiones nos observaba desde una pared blanca. La luz del techo iluminaba los colores vibrantes, pero en lugar en belleza, vi una obra que me parecía caótica y perturbadora. La textura de la pintura parecía rugosa y desagradable, como si estuviera tocando algo sucio.

Me sentí sobrecogida por la figura masculina, imponente en su traje negro que parecía absorber la luz, dejando solo un destello de brillo en sus botones y palastrón gris, donde un broche de serpiente negra sutilmente grabado, lo adornaba. Su cabellera peinada hacia atrás con elegancia, revelaba canas blancas que resaltaban su sabiduría y experiencia, pero también un aroma a bergamota y cuero.

La barba, bien recortada e impecable, enmarcaba un rostro angular, mientras que sus cejas oscuras y rectas insinuaban un desafío al conocimiento de la humanidad. Pero sin duda, fueron sus ojos alargados y redondos de un intenso café los que me hipnotizaron; su expresión imperturbable y arrogante me hicieron sentir como si mi existencia fuera efímera.

A pesar que la figura no se movía, su presencia parecía llenar el espacio y eso me paralizó, incapaz de apartar la mirada de aquellos ojos que reflejaban la profundidad que tenía el mar, como si algo siniestro pensara emergir, siendo un presagio.

Un escalofrío intenso recorrió mi espalda al echarle miradas una y otra vez, como tratando de descifrar un código secreto. ¿Qué era lo que estaba tratando de decirme? Y ¿por qué me sentía tan incomoda? No lo entendía; según el profesor Han, con su voz llena de pasión y convicción, decía que la pintura trataba de desolación.

«¿Desolación? ¿Dónde?»

Sus ojos desorbitados y los gestos impacientes y eúforicos de sus manos, abogaba hacia ella como un devoto en una religión, mientras los presentes debatían en contra. Muchos concordando con mi pensar y era que, esa obra les incomodaba.

Desconcertada por las respuestas acaloradas, me hizo pensar en qué él quería decir más que nuestra percepción no se ponía en contacto con la suya.

¿Pero qué, qué era ese algo?

—¿Qué hay más allá? —inquirí, mi voz apenas audible, pero con un tono de curiosidad. Observé su sonrisa, como si hubiera esperado a que le hicieran esa pregunta. Aclaré la garganta antes de hacer otra pregunta—. ¿Qué es lo que ve?

—Veo la verdad. —dijo, con una mirada afilada, sin perder la sonrisa.

—¿Y cuál es esa verdad?

the shadow of the art  ❞jjk❝Donde viven las historias. Descúbrelo ahora