Defendere a mi manada

15 2 3
                                    

Hoy voy a contaros mi historia. Yo crecí en el bosque ya que fui abandonado a mis dos años por mi familia. Esto sucedió a causa de la carencia de alimentos suficientes para la subsistencia de la familia. No mucho tiempo después de ser abandonado, una manada de lobos, encabezada por uno especialmente grande con el lomo plateado y bastante amenazador, se acercó al escuchar mi llanto. Este lobo se acercó a mí y comenzó a rodearme. Yo me asusté y me cubrí la cara como si eso fuese a hacerle retirarse pero, en contra de todo pronóstico, se acercó, me olió y se retiró unos centímetros. Movió la cabeza un poco hacia la derecha, incitando a que le siguiera. Intenté levantarme de donde reposaba asustado y caí de nuevo al suelo puesto que mis piernas temblaban de miedo. El lobo al ver que no podía caminar de forma correcta se agachó y entonces comprendí qué quería y me subí a su lomo.

Después de subir, todos comenzaron a andar hacia una dirección que parecía que ya se sabían muy bien. Todos se posicionaron de una forma específica y avanzaban al mismo ritmo. Vi como las crías y hembras se colocaron en el centro de la formación. Los más robustos y fuertes se dividían en dos y estaban adelante y atrás del centro. Los que parecían tener dificultades o estaban lisiados se pusieron en el frente, un poco más alejados del grupo central, como si fueran una carnada para los depredadores. Y quien montaba parecía ser el líder de esa manada, estaba unos 2 metros atrás desde donde controlaba a los demás grupos y daba órdenes.

Tiempo más tarde llegamos a lo que parecía ser una cueva. Allí vi a otros lobos descansando, en ese momento me entró hambre. Ante esta situación una loba hembra que escuchó el rugido de mi estómago se acercó y me amamantó Después de comer, el líder de la manada se me acercó e intentó comunicarse conmigo pero no podía entenderlo. Así que pensé que solo buscaba unas caricias y, aunque no rechazó el acto, en su cara no se veía que fuera lo que buscaba. 

Dos años después empecé a comprender su idioma y qué decían sus gestos. Gracias a esto comencé a comunicarme con ellos. Esto alegró al líder, puesto que ya pudo quedarse tranquilo de que encajaría en la manada. De esta forma me hice amigo de muchas de las crías e incluso de lobos adultos. La vida allí era muy apacible, a veces los lobos hacían un grupo y salían a cazar y otros días era muy aburrido, no había nada que resaltar. Por cierto, me enteré que el nombre del líder de la manada era Kireb Tempest.

Un día a mis 6 años algo inesperado pasó. Era un día tranquilo, todo era de lo más normal. El líder de la manada junto a un par de lobos habían dejado la cueva para ir a cazar. Sin embargo, minutos más tarde de esto aparecieron dos humanos. Ante este suceso yo me sorprendí de volver a ver a otros de mi especie después de 4 años. Aunque la reacción de los lobos difiere de la mía, ellos se pusieron muy tensos, mostraron los colmillos y gruñeron, los humanos en vez de acobardarse se prepararon en posición de pelea y sacaron sus armas.

Yo no sabía por qué hacían eso, pero en ese momento uno se giró y me vio, acto seguido se lo comunicó a su compañero, estos se volvieron a mirarme de nuevo y pusieron una cara repugnante y dijeron algo que en ese momento no pude entender, pero ahora que soy un adulto entiendo lo que dijeron esos bastardos, y fue lo siguiente ”Podríamos venderlo como un esclavo, sacaremos algo de dinero por él”. En ese momento los lobos ya muy tensos les atacaron después de poner a las hembras y crías a salvo, mientras la batalla se desarrollaba aparecieron de entre los arbustos el líder de la manada junto a sus acompañantes los cuales cargaban a un alce, estos vieron el caos y rápidamente soltaron la presa y se unieron al combate.

Kireb viendo a los humanos atrajo aire a sus pulmones para acto seguido atacar con una bola de fuego directa a los humanos. Los humanos asustados y gritando ardieron.

Cuando se convirtieron en cenizas se hizo un recuento de bajas en la manada, en la cual se contaron 7 machos, 2 hembras y 3 crías. Se podía apreciar en la expresión de las crías como estaban muy asustadas, ante esto Kireb tranquilizó a la manada todo lo que pudo pero en el proceso algunas crías y machos adultos me miraron con odio y de forma consecutiva Kireb me miro con cara de pena puesto que sabía lo que pensarían los otros miembros de la manada aunque no pudo evitarlo.

Fui criado por Lobos Y ahora busco ¡VENGANZA!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora