01. ¡¿Qué pasa?!

16 0 0
                                    

Había tenido un día agotador, el clima era agradable para dormir temprano y estaba tan cómodo en su cama, cerró los ojos por un momento, al menos eso tenia planeado hasta caer en los brazos del sueño; fue despertado por un leve temblor, junto a un pitido, como si un monitor de ritmo cardíaco se quedará en cero...

Mansión Wayne, Ciudad Gótica, 03:45 hrs

Adormilado buscó su teléfono en la mesita de noche, lo encendió y esperó un poco para que su vista enfocara, eran las tres con cuarenta y cinco de la madrugada, estaba a punto de volver a dormirse cuando se percató de que su teléfono era uno último modelo. ¿Acaso estaba soñando?
Tomó nuevamente el aparato electrónico, lo encendió de nuevo y, en efecto, era el teléfono móvil último modelo, asombrado lo desbloqueó con su huella digital y al querer ver las notificaciones, sin querer, encendió la linterna, iluminando una pared de su habitación, revelando muchos pósters y cómics de diferentes animes que le gustaban; al querer levantarse para ir a ver, un peso en sus piernas le hizo mirar a estas y encontró tres mininos con collares que decían sus nombres, "Frijol" "Nieve" y "Pambi"
¡No lo podía creer! A él no le permitían tener gatos en su casa; cuidadosamente acarició a cada uno, haciendo que se despertaran, el sonrió por lo tiernos que eran, sin embargo, los gatos se asustaron al verlo despierto y corrieron a la puerta, rascaron para poder salir y se abrió un escape de su tamaño, los felinos salieron, dejando al azabache confundido.

- ¿Qué mierd-? - fue de inmediato a la puerta de la habitación y abrió, en frente de él había un pasillo inmenso, curioso decidió bajar por las escaleras que se encontraban a unos pocos metros de "su habitación"

Caminó tratando de hacer el menor ruido posible, al bajar el último escalón, se encontró con un gran salón con un cuadro de una familia arriba de la chimenea, aquellos hombres en la foto se le hacían conocidos, caminó un poco más hasta llegar a la puerta principal, la abrió y dejando ver un lago a pocos metros de él.

- A la mierda... - volteó a la dirección de donde salió y ahí estaba. La mansión Wayne. Una gran sonrisa se pintó en su rostro - Que sueño más genial - murmuró y entró corriendo con emoción, explorando cada parte de la mansión.

Mientras tanto, alguien recién llegado escuchó pasos por toda la mansión; siguió el sonido de los pasos, se sorprendió al observar el comportamiento del extraño, pues al parecer sabía a donde ir, ¿Acaso era un espía? Esperó al extraño por el pasillo y cuando se acercó lo suficiente le dió un golpe en la cabeza haciendo que cayera de inmediato al suelo, quiso saber quien era el intruso y... ¡Era Dann! ¿Cómo pudo ser tan torpe?

Salió corriendo a la habitación de la servidumbre para avisarle lo sucedido, mientras el azabache seguía tirado con una pequeña herida en la cabeza...

Dann despertó en su habitación, su visión aún no se aclaraba, le dolía la cabeza y se sentía desorientado, ¿se había resfriado?
- Tengo entrega hoy - murmuró, cerrando sus ojos con fuerza y cuando estaba tratando de levantarse escuchó a alguien tocar la puerta - Pase - dijo sobando su cabeza

- Joven amo, disculpe las molestias - Dann volteó a ver con el ceño fruncido, acaso, ¿Era Alfred? - Aquí tiene su medicamento -dejó las medicinas en la mesita de noche - el amo Wayne se encuentra durmiendo por un rato y el amo Kent acaba de irse a trabajar, él me pidió que cuide de usted, por favor no se moleste - le dijo el mayordomo con la mirada baja, ¿por qué Alfred le hablaba así?, y más importante ¡¿por qué Alfred lo estaba atendiendo?!, el azabache decidió seguir la corriente. Que extraño, el sueño estaba durando demasiado.

- ¿Por qué me molestaría? - preguntó Dann amablemente, haciendo que Alfred le mirara extrañado, ¿su amo estaba de buen humor?, el adolescente tomó el medicamento y se recostó nuevamente en su cama - Muchas gracias Alfred - le dijo

¡Batman es mi papá!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora