único.

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Beomgyu estaba parado de puntitas entre la multitud de gente, levantando su cámara en un intento de lograr una buena toma.

Su banda favorita, Vermilion, estaba teniendo otro de sus conciertos, en un pequeño local cerrado, con abrumadoras luces coloridas parpadeando en todo el lugar, la música ensordecedora retumbando en las paredes. No eran en realidad demasiado famosos, solo eran una banda de punk rock que apenas iniciaba en la música. Llamaban la atención lo suficiente con sus vulgares letras, innecesariamente sexuales y un poco controversiales.

Beomgyu los adoraba. Asistía a todos los festivales donde estaban invitados, iba a todos los conciertos que hacían, se sabía todas sus canciones de memoria y amaba a los miembros con todo su corazón.

Y por supuesto, se encargaba de documentar todo con su cámara, pero eso se volvía un poco difícil cuando estaba entre el público emocionado de un concierto de rock y era consideradamente más pequeño que todos ahí.

Logró hacerse su camino entre la gente, llegando justo al frente, donde pudo admirar a la banda en todo su esplendor.

Al lado izquierdo del escenario, estaba Soobin, el guitarrista y líder, en el otro extremo se veía a Hueningkai en el bajo, y justo al centro del escenario, Taehyun, el vocalista principal. Detrás de ellos, con un foco enfocado perfectamente en él, yacía Yeonjun (el favorito de Beomgyu, y el hombre con quien juraba algún día casarse), el baterista, brillando como un dios, viéndose relajado mientras se dejaba llevar por el ritmo que expresaba con sus baquetas.

Beomgyu enfocó su cámara en Yeonjun, queriendo captarlo en toda su gloria. Su cabello largo y ligeramente ondulado, el sudor goteando por su piel brillando bajo las luces, su par de brazos descubiertos, decorados por tatuajes, los músculos flexionándose de manera sutil.

Y, Yeonjun miró al lente de la cámara.

Del susto, Beomgyu presionó el botón, tomando una foto que capturaba el momento de manera perfecta.

Bajó su cámara de inmediato, queriendo ver en vivo y en directo la mirada de su amado sobre él. Pero, cuando miró al baterista, tan expectante y con su corazón latiendo a mil, se topó con él en su propio mundo, ojos sobre la batería, sin darle la más mínima importancia a Beomgyu.

Beomgyu supuso y todo fue una cruel alucinación de su mente, una fantasía demasiado realista. Así que, solo se olvidó de ello y disfrutó el resto del concierto como si nada.

(. . . ♡ . . .)

El corazón de Beomgyu se detuvo por un segundo mientras revisaba las fotos que tomó esa noche.

Se detuvo, casi tropezándose con sus propios pies de lo abrupto que fue, sin importarle la gente a su alrededor chocando contra sus hombros, queriendo largarse ya que el concierto había acabado.

Ahí, en su cámara estaba la prueba de que aquello fue muy real.

Yeonjun sí lo miró. Se dió cuenta de su existencia, y Beomgyu tenía el momento inmortalizado. Sonrió como estúpido, mirando la foto y sintiendo las mariposas en su estómago. La manera en la que Yeonjun lo miró daba miedo, su mirada oscura y pesada, fija en él por apenas unos segundos.

No podía esperar a llegar a casa para mirar esa foto mientras...

Sus pensamientos se vieron interrumpidos por un tosco jalón a su brazo. Levantó la mirada listo para pelear, topándose con que quién lo jalaba era un hombre alto, con lentes, un gafete colgando de su cuello indicándole que trabajaba ahí. Torpemente siendo obligado a seguirlo, Beomgyu quiso resistirse.

—¡E-espere! —exclamó—. ¡¿Qué está haciendo?!

—¿Qué acaso no me oíste? —murmuró con fastidio—. La banda quiere verte, te llevo al backstage.

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── 𝓑𝖺𝖻𝗒 𝗀𝗋𝗈𝗎𝗉𝗂𝖾  世'✿  𝗕𝗲𝗼𝗺𝗴𝘆𝘂 𝗵𝗮𝗿𝗲𝗺Donde viven las historias. Descúbrelo ahora