1 CAP donde todo comenzó // Icebro y Fabri

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— Hola que tal Soy Icebro y vivo una vida como un adulto disfuncional; después de cumplir 20 me echarán de mi casa. Mi vida es aburrida y monótona mientras trabajo en las minas de Minecraft por unas miserables, gemas.

—Apenas conseguí un apartamento en esta ciudad que vive como una utopía, donde todas las razas, humanos, furros, vtubers y vagabundos conviven por igual... Es una desgracia pagar la renta y ver cómo me cobran cada semana 100 dólares por vivir aquí, bro. Literalmente me andaban cobrando el segundo día por vivir aquí, y la SAT lo hace peor; creo que solo jode literalmente a las personas que saben que están jodidas económicamente. Lo bueno es que solo soy yo contra el mundo y alguno que otro pájaro que se asoma por la única ventana de mi apartamento. Terminé de narrar mi jodida vida y cómo hago para sobrevivir cada día viendo directos de Hololive, y viendo un poco de programas God como Tom y Jerry que para mí nunca pasan de moda... Si mi vida no puede ser más jodida, tengo un segundo problema. Apenas me levanto, RATAS.

— Malditas ratas. Se han estado llevando mi desayuno diario alrededor de unos 3 días, y no entiendo cómo y por qué. Quiero que esta rutina sea más interesante y acabe con este problema. Así que es hora de matar a esa sucia rata hija de puta que se está robando mi comida...

Hola, soy el narrador random que hoy sí les dio tiempo de introducir y contratar a Icebro para hacer sus días más interesantes. Decidió un día cazar a la sucia rata, que se ha estado robando sus desayunos. Pagaba 10 dólares por una caja de cereal, la mitad de su sueldo y no iba a desperdiciar sus últimos 10 en vano, quedándose observando para cazar a la puta rata que le ha venido a robar, cuando la sorpresa fue menos que inesperada cuando una mano se asomo por su ventana viendo cómo se llevaba su plato de cereal. No era una rata, era algo peor, un ladrón.

—HEY! Pensé que era una rata quien me robaba, no un sucio venezolano.

—¡Maldita sea, me cacho!

¡¡A donde vas, venezolano, le hablaré a la migra para que te vayan a dejar a los barrios de donde saliste!!

—¡Hijo de puta deja de perseguirme!

Así fue como Icebro en su valentía saltó la ventana de su departamento hacia las gradas de emergencia, donde escaló y escapó. Según sus palabras, no solo robaba al país; si no le robaba su desayuno mañanero, el otro chico huía por callejones, saltaba vallas en la vía pública mientras sostenía el tazón de cereal ya vacío. Icebro no se daba por vencido; quería pescar a la sucia rata hasta que éste se tropezó con un bote de basura. El ladrón hubiera huido si no fuera porque el otro chico también tuviera problemas en el otro lado del callejón.

—Oh, mierda son los de la SAT.

— FABRI ----- En tu papelería solo apareces como Fabri. Te tendremos que llevar por evadir impuestos, la semana que estuviste acá.

—¡¡JAJA, TE VA A LLEVAR LA SAT!!!!!!!!!

—Chicos, cazamos dos pájaros de un tiro; el señor Icebro está aquí; le recordamos que debe 3 días de renta.

—oh mierda a mi también!

Fabri, resignado a que se lo llevaran, corrió del otro lado del callejón huyendo de los de la SAT, llevándose a Icebro consigo, arrastrándolo del cuello mientras este corría por la dirección contraria.

Los dos escapaban de un mismo enemigo. Fabri arrastraba con todas sus fuerzas a Icebro mientras este parecía trapeador, limpiando con su cara las aceras de las calles. Fabri se estaba cansando hasta que vio un callejón repleto de basura y decidió tirar a Icebro al contenedor de basura mientras este se escondía en una bolsa y los hombres de la SAT pasaban de largo sin darse cuenta. Hoy sí los dos estaban a salvo.

—Dios, qué suerte que no me vieron; me hubieran desterrado a Perú esta vez; oye, señor, puede salir del contenedor; ya pasaron.

—DIOS! No había mejor lugar para esconderme. Por cierto, eres un desgraciado. Te robas mi cereal y me arrastras como escoba por 5 cuadras.

—¡Dime gracias, te salve el culo! Nadie sobrevive a la SAT tan fácil en una persecución; además, agradece que no te use de escudo humano, o bueno, eso planeaba hacer.

—Gracias, niño... Solo por esta te perdono el cereal, pero dime, tengo una duda: te miras joven para que la SAT te siga para cobrarte deudas del gobierno; mejor dime cómo te llamas, aunque sea, quiero saber el nombre de la rata que se roba mi comida.

—Creo que eres muy sordo para escuchar con razón; ya estás anciano, pero me llamo Fabri y realmente la Sat me perseguía porque acabo de llegar hace una semana a este lugar después de que me exiliaran de Loquendo City.

—¡LOQUENDO CITY, eres de loquendo city?!

(loquendo city, cuenta la leyenda, por los años 2010 era una ciudad dominada por la raza de los walfas, seres completamente cerrados en sus ideologías extremistas; a pesar de ello formaron una ciudad apartada en otro universo para ignorar a los mortales.) La llamaron ciudad loquendo; según la leyenda, es una ciudad con un socialismo perfecto y una economía perfectamente estable a lo que muchos gobernantes quisieran llegar, Loquendo City es el lugar perfecto para vivir, pero debido a sus ideologías extremistas, los únicos que habitan la ciudad son los walfas y asistentes legalizados por la ciudad en 2011.

—Si vengo de la leyenda de la ciudad de loquendo city... Si existe por cierto.

—Amigo, He echado que loquendo city es la ciudad perfecta literal; se permiten 129 crímenes diferentes. ¿Cómo te echaron de hay? Me imagino porque eres un asistente, ¿no?

—No, amigo... Yo era un walfa, era verdad. Nací con una deformidad que al crecer me di cuenta que poco a poco me iba estirando más y más. Me di cuenta que tenía una enfermedad que, a pesar de ser un walfa, era una enfermedad anormal para la ciudad. Cuando el gobierno se dio cuenta, a todos los walfas deformes los echan de la isla, y hace unas semanas me pasó eso, volver a empezar de 0...

—Wow, vaya niño, comprendo. A mí me echaron de mi casa, pero a ti, carajo...

—Sí, igual aprendí que la verdad la ciudad Eutopia está más interesante a pesar de que estén los de la SAT, pero oye, tengo una idea, sabes cómo te salvas el culo, me consigues un trabajo y de paso para ayudarte me dejas vivir en tu departamento.

—¡No, tremenda confianza; solo me salvaste una vez! Pero sabes, pensándolo bien, si te dejo quedarte me sobraría un poco el sueldo, pero eso sí te echaré si descubro que sigues comiéndote la comida y dejándome sin nada. Te doy derecho a robar a otros mientras no sea en mi departamento.

—Vaya, está bien el trato hecho... Sabes, creo que ya me cayó bien, señor.

—No me digas, señor, apenas tengo 21.

Y así comenzó la aventura entre estos dos amigos, un señor explotado laboralmente con un ratero prófugo de la ley. Así fue como pasaron meses y Fabri e Icebro se hicieron buenos amigos, incluso dándose cuenta de que tenían casi los mismos gustos de ver conciertos de vtubers y echarse un porro de vez en cuanto. Sería el final de una bonita historia si solo se quedara aquí, pero hay más aventuras que tenemos que contar.

¡¡OYE ICEBRO HOLOLIVE VIENE A EUTOPIA!!

—¡No, de verdad no me estás jodiendo, Fabri!

—No, de verdad van a dar un concierto que crees con la inauguración de su nueva extensión de agencia en la ciudad; solamente hay que comprar boletos.

—¿Fabri no lo ves? Somos jodidamente pobres. Apenas nos alcanza con la renta; además, 1000 dólares por la entrada. Eso cuesta un año de salario.

—Icebro, quien te dijo que lo pagaríamos, sabe si sé cómo robarte el cereal. Tengo una buena forma de ir a ese concierto, ya veraz.

CONTINUARA...

LORE HOLOGRASOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora