Capítulo uno - María

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POV LISA.

Un fuerte golpe me hizo despertar dando un pequeño salto en mi cama en la que segundos antes descansaba.

El sonido de un vidrio haciéndose añicos en el suelo retumbo por todo el lugar, causando mi curiosidad.

Tomé mi celular para ver la hora, al leer las ocho de la mañana, suspiré y caminé hacía el baño mientras dejaba el aparato nuevamente en la mesa de noche blanca junto a mi cama. Luego de hacer mis necesidades y asearme, me dispuse a cambiarme la pijama que consistía en un simple vestido blanco de seda por unos vaqueros apretados, con una camisa de cuadros y mis botas negras de tacón.

No saldría hoy, eso lo sabía, pero nunca era mal momento para estar desarreglada. Muchísimas menos sabiendo que mi padre podría dar una fiesta en cuanto momento, eso si que lo sabía muy bien.

Reí al recordar las fiestas que daba mi padre sin absolutamente ninguna razón, el se excusaba siempre con lo mismo.

"Si puedo hacerlo, por que no?"

No me quejaba, sus amigos me caían muy bien, ya eran como tíos para mi. El problema venía cuándo traían a sus insoportable hijos para emparejarlos conmigo, realmente me hacían pasar momentos incómodos hasta que mi padre lo notaba y los detenía. Sonreí.

Hoy quizás sería un buen día.

Salí de mi habitación con dirección a la planta de abajo para ver de dónde provenía el ruido que me saco de mis dulces sueños.

Llegue a la sala principal la cuál se encontraba vacía. Luego me dirigí a la sala de estar, y también se encontraba sin nadie. Una mueca de desesperó se pinto en mi rostro y seguí mi camino directo a la cocina.

Cuándo estaba a punto de llegar mi padre llegó hacía mi sonriendo.

—Buenos días! —dijo animadamente haciéndome sonreír y luego darle un abrazo y corto beso en la mejilla. —Muy linda eh?

Yo reí y negué con la cabeza.

—Sabés que fue el ruido de hace un rato? —pregunté.

Él asintió mientras sonreía nerviosamente.

—Fué mi culpa. Le pedí a Alicia que preparará unas cuantas cosas para está noche y cómo la nueva ayudante aún no llega, quise ayudarla, pero rompí unos cuantos vasos.

Una gran carcajada salió de mi.

—Cuantos con exactitud?

—Cinco. —respondió apenado.

Mis risas aumentaron.

—Al menos fuiste, no te puedes quejar.

El rodó los ojos y hizo el ademán de querer empezar a caminar para irse pero mi voz lo detuvo.

—Algo para está noche? que hay esta noche Papá?

El me miró y suspiró.

—Eduardo viene a cenar y luego el le dijo a unos cuantos amigos y así todo se convirtió en una pequeña fiesta. —terminó de decir mientras yo lo mirada negativamente.

Eduardo era el mejor amigo de mi padre desde la adolescencia. Al menos una vez a la semana venía a cenar con nosotros, ya que es mi padrino de bautizo, siempre he sido muy apegada a él. Lo único malo de todo ésto era, que si él venía, su hijo también.

Frederick era el hombre más insoportable que había conocido.

Desde hacía ya algunos años que tiene el deseo de ser algo más que mi amigo, he perdido la cuenta de cuantas veces lo he rechazado y el simplemente se hace de oídos sordos.

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⏰ Última actualización: Sep 16, 2024 ⏰

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