Algún Día

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El protagonista de esta historia es un muchacho solitario y callado, que vive con su abuela en una humilde casita, en el borde de la ciudad.

Trata de ser el mejor en la escuela, pero también busca hacer trabajitos que la gente pueda darle para ayudar a su abuela. Ella no está de acuerdo, pero si él quiere que ella se cure pronto de su enfermedad, no puede hacer más que esforzarse con todo su ser.

¿Cómo se llama?

No lo sé... ¿Cómo te gustaría que se llamase?

¡Kyu-Kyu!

D-De acuerdo...

Para Kyu-Kyu cada día es igual. Levantarse temprano, limpiar, ayudar a su abuela, ir a la escuela y hacer mandados. Kyu-Kyu no tiene amigos ¿Quien quiere ser amigo de un niño pobre? Y tampoco tiene mascotas porque no tiene con que mantenerlas, aunque su sueño es poder tener un montón de animalitos. Todos los días se detiene frente a la vidriera de la veterinaria y los mira.

-Sólo esperen- Les dice a través del vidrio- Tendré un patio muy grande para que todos puedan jugar juntos-

Una tarde lluviosa de otoño, cuando regresaba corriendo del colegio tratando inútilmente de no mojarse mucho, chocó contra una persona. Esta se tambaleó un poco, pero se mantuvo en pie y lo ayudó también para que él no se cayera y lo protegió de la lluvia con su propio paraguas.

-Lo siento mucho- Exclamó Kyu-Kyu, avergonzado-

-No hay porque- Le respondió el señor- Eres a quien estaba buscando-

Kyu-Kyu lo miró sorprendido, sabía que no debía hablar con extraños, pero no podía apartar la mirada del hombre.

-¿A mí?- Preguntó, tratando de ver mejor su rostro, pero la oscuridad de la noche parecía cubrirlo a propósito.

-Tengo algo para ti- Dijo el hombre, extendiendo sus brazos, mostrándole que llevaba algo en ellos. Kyu-Kyu se dejó llevar por su enorme curiosidad y descubrió que entre lo que parecían unas mantas viejas estaba dormido un pequeño y blanco conejito.

-¡Qué lindo!- Exclamó, acariciándolo suavemente con las puntas de sus dedos- Pero yo no puedo tenerlo -Añadió, recordando su situación- No tengo con que darle de comer...-

-Pero el pequeño no tiene a nadie más-Dijo el hombre- ¿Lo dejarás morir?-

Kyu-Kyu se asustó, no podía permitir que algo le pasase a esa pequeña criatura, pero él no era el mejor para ayudarlo.

-Te necesita- Insistió el hombre- Esta solo-

No lo pudo evitar, tomó al pequeño conejito entre sus brazos y lo acurrucó contra su pecho.

-Solo busca a alguien que lo ame de verdad- Dijo el hombre con ternura- Cuídalo mucho- Añadió antes de desvanecerse en la oscuridad. Kyu levantó la mirada, estaba sólo en la calle, ya no llovía, el cielo nocturno estaba completamente despejado y no había rastro alguno de ese hombre.

Al mirar al Pequeño conejo dormitar, supo que jamás le abandonaría.

Kyu-Kyu mantuvo al conejito escondido de su abuela lo más que pudo, pero no duro ni dos días antes que ella lo encontrara. A pesar de todo, ella no lo regañó ni le obligó a dejarlo ir, le permitió quedarse con él.

También se hizo amigo de un chico nuevo en el barrio. Bueno, no sabía donde vivía pero lo había visto merodeando la zona y un día lo ayudo cuando este tropezó en la vereda.

¿Min?

Bueno... Min será...

Min no hablaba mucho, de hecho es como si estuviera aprendiendo a manejar el idioma por primera vez, así que Kyu-Kyu supuso que era extranjero. También era torpe pero no lo hacia apropósito, sino era más bien como si no supiera cómo se hacían las cosas, como si estuviera constantemente aprendiendo. Kyu-Kyu odiaba admitirlo pero estaba fascinado. El chico era dulce, amable, un poco tímido, pero poco a poco se hacía más valiente y decidido, estaba empezando a confiar. Además de que era muy bonito. Con su piel pálida, su cabello oscuro, su boca en forma de corazón y sus brillantes ojos oscuros. Kyu-Kyu no sabía por qué se sentía de esa manera, pero desde que lo había conocido no podía despegarse de él.

Algún Día (KyuMin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora