Manzanas y chocolate

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Todoroki Shoto era muy amable.

O así lo catalogaban los demás.

Era del si flojo y el no dañado se podría decir, no negaba el favor a ningún amigo, conocido o familiar, claro siempre y cuando no sea su padre.

Por eso cuando su antiguo profesor le pidió de favor llevar a su hija a una cita con el pediatra no se negó.

Recuerda cuando hace unos años incluso cuidaba de la pequeña, cuando aún era una bebé de apenas tres meses. Había sido la bendición de la clase, cada vez que podían iban a visitar a la niña, la solían mimar demasiado, ropa, juguetes, collares, etc.

Y sabía que su antiguo profesor también depositaba cierta confianza en ellos, le gustaba sentir que era querido por bastante gente de forma más profunda que las demás personas a las que salvaba o saludaba pero no sabía quiénes eran.

—¡Todoroki!- una voz chillona habló, apenas vio el cabello tan distintivo de sus varios amigos (y de su papi también).

- Eri, ven acá- dijo con una sonrisa el mayor, cargando a la pequeña en sus brazos.

De pronto una voz algo cansada sonó desde la entrada de la casa.

- Enserio discúlpame por haberte pedido este favor, pero me llamaron a una misión de urgencia y pensé que eras el menos inútil de tus demás compañeros para esto- dijo en un suspiro cansado pero sincero, Todoroki era su favorito, porque era el más responsable y sensato de sus compañeros, le seguía Yaoyorozu pero ella se había disculpado porque también tenía una misión- Volveré en cuatro horas, el chequeo no suele durar más de media hora, antes de eso dale un poco de yogurt porque se pone nerviosa- explicaba de forma rapida mientras alistaba una pequeña mochila con cosas para su hija.

Mientras tanto el héroe menor solo lo veía, en realidad era algo duro ser padre soltero, después de que el otro padre de la niña haya muerto hace un par de años, debía ser difícil sobrellevar esa carga y cuidar a una niña, tal vez por eso se daba el tiempo de ayudar en lo que podía a Aizawa, tampoco es como que le molestara. En lo absoluto, le encantaba pasar tiempo con la niña, era como una hermanita menor.

- ¡Mentira papi! ¡Ya no necesito del yogurt!

- Amor, casi te desmayas la otra vez que viste una mosca muerta- dijo el mayor de todos mientras ponía la mochila en los hombros de su hija.

- ¡De seguro su familia lo estaba esperando y nadie les fue a avisar!- se excuso la pequeña abrazándose al cuello de su padre, pero aún en brazos de Todoroki- Papi no te vayas, vámonos todos a la consulta- dijo mientras frotaba su mejilla contra la de su progenitor.

- Eri, ya vuelvo, solo serán unas cuantas horas, ya verás que volveré muy pronto- dijo con melosidad nunca antes escuchada mientras se separaba del rostro de su hija- Cuidala bastante Todoroki, por favor- Le rogó.

El pobre hombre se había conmovido por la escena padre e hija pero sabía que tenía que ir a lo que venía, por lo que solo asintió mientras se despedía de su profesor, viendo como la niña en sus brazos se despedía con una expresión triste del héroe Eraserhead.

- Eri, tranquila, no llores- no habían pasado ni dos minutos desde que estaba caminando con la niña en brazos y ya sentía que se le desplomaria a llorar.

- Me da miedo de que mi papi salga herido, ¿Y si le pasa como a la mosquita de mi cuarto?- dijo en tono infantil la pequeña, con lágrimas asomandose en sus ojos.

- No le pasará nada, es un héroe muy fuerte, el siempre volvera contigo- habló pasando su dedo pulgar por las mejillas de la pequeña, limpiando sus lágrimas.

¡Doctor Izuku a su servicio!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora