PRÓLOGO

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JOREN

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JOREN

El Festival de Primavera está a punto de comenzar.

Lo que significa que el verano ya ha llegado.

El clan se prepara para dar la bienvenida a esta nueva época que nos trae riqueza y alimento y despide el duro invierno ofreciendo sacrificios y ofrendas para asegurar la prosperidad, el éxito y el favor de los dioses durante esta nueva temporada.

Cuando aún era un joven guerrero me encantaba esta festividad, siempre era el primero en ayudar con los preparativos y nunca dudé un segundo a la hora de hacer un sacrificio a la diosa Freya*.

Sin embargo, este año todo era diferente para mí.
Mi padre se fue a la vez que el invierno llegó, arrasando con todo a su paso, convirtiendo el día en una noche interminable. Que la pérdida de nuestro jarl coincidiese con la llegada del frío fue un duro golpe para nuestro clan pero aún lo fue más para mi cuando tuve que asumir el mando como mi padre siempre había querido. Me enseñó a liderar, a ser un buen guerrero y a cuidar de mi pueblo.

Y eso es exactamente lo que voy a hacer.

Extrañamente me encuentro sentado en el trono que un día ocupó mi padre, aún me siento un extraño cuando he de usarlo y por eso intento evitarlo a toda costa. Sigvard, quién había actuado como la mano derecha del jarl durante años, me mira impaciente mientras aún sigo pensando acerca de la idea que acaba de proponerme. La misma que ha estado repitiendo sin cesar durante semanas.

—¿Y bien? —Sigvard se aclara la garganta antes de continuar— ¿Ha tomado ya una decisión el joven jarl?

Levanto la cabeza y frunzo el ceño al mirarle. Es casi como un segundo padre para mí pero eso no significa que pueda hablarme en ese tono. Al menos no estando rodeados de tanta gente.

—Te lo haré saber cuando sea el momento, Sigvard. Creo que los demás también merecen ser escuchados —Me siento aún más derecho en el trono—. Vili mencionó algo hace poco, estoy seguro de que estará encantado de proponer algo para las incursiones de este verano.

El loco de Vili. Sus ideas son de todo menos productivas. Es uno de mis amigos de la infancia, siempre ha luchado a mi lado y estoy completamente seguro de que daría la vida por mí si fuera necesario. Pese a todo eso nunca le dejaría a cargo de nada que pudiera salirse de su control. Lo respeto como a un hermano, pero es un maníaco.

Solo lo uso como excusa para deshacerme de Sigvard y sus propuestas para los saqueos del verano de una malidta vez.

—Bueno, espero que aún así consideres lo que te he dicho, Joren —dice, lentamente. Como siempre, calculando cada palabra que suelta—. Sé que eres tan inteligente como fue el jarl Viggo...

—¡Saca de tu sucia boca el nombre de mi padre! —Me pongo en pie bruscamente, lo que levanta alguna que otra mirada indiscreta—. No se habla de los muertos si no es para honrarlos. Y mucho menos de él.

Sangre y trueno ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora