La vida de Nunew dará un giro inesperado cuando su padre decide que se mudarán a una hacienda en Texas.
Ahi conocerá a Zee, uno de los trabajadores, quien le enseñara lo que es ser feliz, y le demostrará que él tambien tiene un lugar en este mundo...
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-Muy bien, tienes que quedarte aquí Bammi. _ Dijo Zee. Miro el reloj en su celular y se sentó en el césped junto a Bamm mientras esperaba a que llegará Nunew.
Esa pequeña cerdita, Bamm, la encontró en la puerta de su casa cuando aún era bebé, la amo desde el primer momento y decidió quedarsela, se volvió su consentida, así que al no convivir mucho con más cerditos, era un poco más débil.
-¿Es él jefe Zee Pruk?. _ Esa dulce voz que le pareció irritante en ese momento, capturó su atención y se levanto de inmediato.
-Si, soy yo. _ Respondió con una sonrisa burlona.
La cara del chico fue un poema, Zee juraría haber visto su rostro cambiar de todos los colores posibles y el humo salir por sus orejas, quizo reír pero se obligó a controlarse. Lo miro de pies a cabeza, su vestimenta lo hacía ver pequeño, e incluso lindo, pero suponía que debía odiarlo, traía algo en la mano que no pudo ver bien pues el chico hablo.
-Oh no. Mi abuelo no pudo haber hecho jefe a, alguien como tú. _ Dijo sin ocultar su desagrado.
La forma en que le hablo lo hizo enfadar y terminó respondiendo de la misma forma. _ Te diré que otra cosa no hizo. _ Zee se acerco al menor hasta quedar frente a frente. _ Enseñarte modales.
Nunew lo miro ofendido. _ Eres un-
-No creas que porque eres el nieto del señor Perdpiriyawong voy a permitir que me faltes al respeto niño. _ Atacó Zee antes de que el chico pudiera decir algo.
-Y tu no olvides tu lugar, mi abuelo ya no está, no puede defenderte. _ En algún momento quedaron tan cerca que sus narices rozaron.
El menor se sintió cohibido por la presencia imponente del mayor, pero no iba a dejarse tan fácilmente. Al menos no era lo que quería. Pero entonces, sintió su brazo ser jalado hacia el suelo, y ahí se dio cuenta de la presencia del mismo animal del día anterior.
La cerdita le arrebató su peluche favorito, ¿porque lo llevaba?, eso no importaba ahora, porque el animal lo tenía entre sus dientes y estaba huyendo con Lana.
