Los sonidos de una bulliciosa ciudad hacían eco en cada rincón de la locación. Montones de trabajadores llevaban a cabo sus obligaciones diarias, muchas mujeres se reunían para conversar sobre chismes, los niños mas pudientes se iban a los colegios entre risas alegres y festejos por volver a ver a sus amigos, los perros se entretenían en los espacios verdes persiguiendo todo tipo de insectos.
En una casa ubicada en zonas rurales de la ciudad, un hombre de mediana edad se encontraba realizando tareas agrícolas en una plantación de trigo pequeña justo detrás de ese hogar, junto a su hijo, un adolescente de estatura intermedia, cabello negro y ojos carmesí. La esposa del hombre yacía en el interior de la vivienda junto a la hija de la familia preparando un almuerzo.
—Vergi, Sernom. Mis cariños, la comida esta casi lista. —La mujer de bastante edad aunque con una apariencia muy joven, salió del interior de la casa para avisar a los dos hombres de la familia.
—Sernom, mi pequeño demonio, vayamos a comer, luego seguiremos con esto. —El hombre adulto emitió una pequeña risa.
—Por favor, papá. Deja de llamarme así. Ya nos dijo ese clérigo hace unos años que tener estos ojos rojos, no tiene nada que ver con ser un demonio. Puede tratarse de poderes mágicos de nacimiento. —El adolescente observó sus manos.
—Lo sé, chico. Ja, ja, ja —El hombre apoyó una mano en la espalda de su hijo—. Solo bromeaba. De todas formas, si fueras un demonio, tampoco te daría la espalda, nunca fuimos una familia ortodoxa, y preferimos seguir así para que no seamos un estorbo cuando despierten tus poderes.
—Siempre pienso en el día en que suceda, tal vez nunca vaya a estar mentalmente preparado para algo así. —En cuanto deja de hablar, siente un ligero calor a sus espaldas, pero decide ignorarlo totalmente.
Al ingresar ambos a la casa, una chica joven de, aproximadamente, unos quince años, esta sirviendo la comida en distintos platos y llevándolos a la mesa para que la familia comience a disfrutar.
Estando los cuatro sentados, listos para comer, Vergi, el padre de la familia, para dar unos agradecimientos.
—Quiero agradecer en este momento, a nuestra poderosísima diosa Anahí, por permitirnos disfrutar de este plato de comida, y al Reino de Snugh por darnos un techo donde vivir. Ahora sí.
Al terminar esas palabras, los cuatro comenzaron a disfrutar sus alimentos, que se trataba de un caldo de Rapalan, un ave de ganado típica de la región, con carne de terjento —un pez de ríos y pantanos, no muy costoso, bastante popular entre familias de clase baja—, y algunos vegetales, servido en unos bols pequeños.
Al cabo de unos minutos, todo había sido consumido. Los cuatro bols, yacían totalmente vacíos, y los integrantes de la familia, satisfechos por la comida. La chica adolescente se llevó toda la vajilla, mientras que la madre decidió continuar con el aseo de la casa, justo donde lo había dejado cuando se fue a cocinar.
Padre e hijo, decidieron salir a la calle antes de continuar sus labores para curiosear por unos extraños ruidos que empezaron a oírse afuera. Al salir se encontraron con algo desolador. Soldados de Snugh, el reino que a ellos les daba cobijo, se encontraban ahí, masacrando, torturando y apresando a simples ciudadanos inocentes e inofensivos. Vergi, el hombre, intentó defender a una chica joven de cabello rubio que se encontraba herida en el suelo, junto a un canasto con manzanas que transportaba. Un soldado estaba dispuesto a atravesarle su espada por el cuello, llamándola "pecadora", pero el hombre atacó por sorpresa al militar, salvándole la vida a la chica.
—¿Estas bien? —mencionó Vergi tras dejar inconsciente a ese soldado.
—Si, pero...¡Cuidado!
La chica intentó advertir al hombre de que tenía un soldado detrás de él, pero fue demasiado tarde. Ya tenía una lanza atravesando de lado a lado su torso.
—¡No! ¡Papá! —gritó el joven Sernom al ver a su padre en el suelo, inanimado.
—¿Qué sucede? —La madre de la familia sale de la casa para observar qué ocurría.
—¡Mamá, ve andentr...!
De nuevo, el avisó llegó demasiado tarde. Rápidamente, un soldado ligero, con únicamente ropajes de cuero, atacó en conjunto con dos perros de guerra, a la mujer, e ingresaron al hogar para asesinar despiadadamente, a la chica. El soldado rápidamente salió de la casa con ambos cadáveres, totalmente ensangrentados, y los arrojó al suelo para que sean devorados por sus compañeros caninos.
—¿Pero qué esta pasando? ¿¡Por qué atacan a mi familia!? —Los ojos carmesí de Sernom se iluminaron, y comenzaron a emitir un inquietante brillo rojizo, mientras que un fuego negro emanaba de todo su cuerpo.
La chica rubia observaba con notoria curiosidad al chico, mientras atacaba a los soldados con sus puños envueltos en ascuas azabaches, y eliminaba a los canes del ejército, invocando un pilar de fuego oscuro justo debajo de ellos.
Tras este suceso, Sernom cayó al suelo, fatigado y con la respiración muy agitada.
—¿Por qué atacaron a mi familia? —preguntó el joven.
—Algo pude enterarme, hoy en la mañana, nombraron a una asesina imperial, como la nueva capitana del ejército, Karina Fastwood. Su primera orden en cuanto obtuvo ese puesto, fue que asesinaran a la Gran Sabia, y a cualquier persona relacionada con ella. —La chica rubia se agachó al lado del joven.
—Mi hermana se anotó para ser aprendiz de Gran Sabia, pero no lo logró... —Sernom se cubrió los ojos con sus manos.
—Tal vez eso tenga que ver con que vinieran por tu familia. Afortunadamente, la Gran Sabia esta segura, se fue con un ex asesino imperial que descendió de su exilio en la montaña y la está llevando a la seguridad del reino de Esteys. —La chica se puso de pie, observando la gran llanura que rodeaba la ciudad.
—Es algo, pero...¿qué hay de mi familia? Era todo lo que tenía y me lo arrebataron. —Lágrimas, comienzan a brotar de los ojos del joven.
—No te preocupes por nosotros, hijo. —El padre de la familia, se pone de pie con dificultad, y Sernom sale corriendo hacia él.
—¡Papá...! —El chico enmudeció al ver a su padre de pie, aunque costándole mucho.
—Hijo, vi todo. Ese fuego negro tuyo...la leyenda que contaba la Gran Sabia...el nuevo regente del infierno, con su tremendo poder de fuego oscuro...hijo, eres tu. —El hombre sonrió.
—¿Pero qué importa todo eso cuando acaban de morir mamá y mi hermana?
—No te preocupes por nosotros, estamos en buenas manos. —Vergi sonrió mientras observaba a la chica rubia.
—Oh, no me presenté correctamente —La chica extiende sus brazos a los costados, y su cuerpo empieza a desprender un brillo anaranjado. Rápidamente, su ropa desaparece, dejando su cuerpo desnudo brevemente, antes de que en su lugar, apareciera una armadura negra. Su mano derecha ahora blandía una espada de gran tamaño, envuelta en las mismas llamas oscuras—. Mi nombre es Aberración. Soy la regente de facto en el infierno, ocupando el puesto temporalmente hasta encontrar al gobernante prometido, tú.
—Hijo, ella puede contener las almas de tu familia, incluso la mía...si, no sobreviviré mucho mas con estas heridas. No te preocupes por nosotros, permaneceremos en su espada. —El hombre observa atentamente la hoja del arma de la chica.
—Oh...está bien, padre. Lucharé por ti —El cuerpo del padre del chico, desaparece, transformándose en una energía amarilla que ingresa en la espada de la fémina—. ¿Y ahora qué debo hacer? —pregunta el joven confundido.
—Ven conmigo. Nos encontraremos con otra persona y te explicaremos bien todo. —Aberración comenzó a caminar en dirección hacia fuera de la ciudad.
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Gathril: El heredero del inframundo
FantasySernom era un joven chico que llevaba una vida tranquila en el campo junto a su familia. De repente los soldados que custodiaban la ciudad, se rebelan debido a órdenes diferentes dadas por la nueva capitana del ejército, y comienzan a atacar a la po...