Viaje en un Seat Ibiza.

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Nota de la Autora en Comentarios.

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Era finales de septiembre. Juanjo no sabía cómo había pasado, pero parecía que aquello se había convertido en rutina.

La semana pasada Denna había conseguido, con esa carita de niña buena que tenía ya más que perfeccionada, que Juanjo fuera a buscarla a la salida de las clases de interpretación los tres días que salían tarde, el martes, el jueves y el viernes. Eso no era lo que le había sorprendido, de hecho podría llegar a verse siendo el taxi de Denna de manera permanente y hasta disfrutándolo, ya que para Juanjo era absolutamente imposible decirle que no a la rubia; la chica le podía pedir la luna que Juanjo habría buscado el contacto de los Minions en las páginas amarillas para ponerse manos a la obra. Lo que realmente no había terminado de entender era como los tres días había terminado por llevar al compañero de Denna también a su casa, el primer día porque pobrecito se estaba empezando a encontrar mal y que pena que se fuera andando cuando a Juanjo le pillaba su casa de camino, el segundo día porque pobrecito había tenido un malentendido con su madre y al final no iba a poder pasar a buscarle y que pena que se fuera andando cuando a Juanjo le pillaba su casa de camino, y el tercer día porque bueno ya que Juanjo estaba allí pues qué sentido tenia que el chaval se fuera andando si al final su casa les pillaba de camino.

La coña del Juanjo-Taxi de repente se había sentido más real que nunca y en realidad tampoco era culpa del chiquito con bigote, Martín creía que se llamaba, Martin se autocorrigió su subconsciente, acordándose de la conversación en la que Denna le había dicho que bajo ninguna circunstancia le llamase Martín; de hecho, todo era culpa de Denna que por algún casual se había empeñado cada uno de los días en convencer a ambos chicos (porque a Martin a partir del segundo día que el otro chico le volviera a llevar a su casa le empezaba a dar algo de pudor), de que, que Juanjo dejara a Martin en su casa de camino era un plan absolutamente perfecto sin fallos ni fisuras. Y en realidad el plan fallos y fisuras no tenía, lo que si tenía era un gasto extra de gasolina que Juanjo no sabía hasta qué punto estaba dispuesto a seguir haciendo. Pero una vez más lo de decirle que no a la rubia no se le terminaba de dar demasiado bien.

Aquel día era martes y aunque por algún momento Juanjo pensó que lo de ir a busca a Denna habría sido una cosa única y exclusiva de la semana anterior, el destino tuvo por objetivo demostrarle lo contrario haciendo su móvil vibrar. Paró de hacer el planning para el campamento de navidad en el que le habían contratado para encontrase con nada más y nada menos que un mensaje de su mejor amiga.

De primeras a Juanjo el mensaje le había sorprendido, ya que la semana pasada Denna directamente le había llamado por teléfono para poder usar todas sus armas de intérprete y llorarle a Juanjo para que la fuera a buscar

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De primeras a Juanjo el mensaje le había sorprendido, ya que la semana pasada Denna directamente le había llamado por teléfono para poder usar todas sus armas de intérprete y llorarle a Juanjo para que la fuera a buscar. Pero tampoco es como si llevaran haciendo eso tres años, realmente era la cuarta vez que le iba a ir a buscar y la primera que se lo había pedido por mensaje, el porcentaje tampoco era tan alarmante; así que a las nueve y cuarto se calzó y se puso rumbo a la academia de interpretación. Aparcó el Seat Ibiza del 2007 y color granate heredado de su padre, y salió del mismo para apoyarse en el capó y fumarse un cigarro mientras esperaba a que el timbre sonara y los alumnos de la academia empezaran a bajar por la escalera.

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