la doble cara de la perdida de peso

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Unico capitulo

Jorgito era un pez payaso de buen corazón, pero con un pequeño problema: le encantaba comer. Y no solo un poco, sino mucho. Por eso, sus amigos lo llamaban "Jorgito el gordito".

Un día, un grupo de peces muy delgados, los "Tiburones Plateados", liderados por el arrogante Bruno, comenzó a burlarse de él sin piedad.
"¡Mirad al globo! ¡Parece que va a explotar!", soltaba Bruno con una risa burlona. Los otros tiburones se unían al coro de burlas, dejando a Jorgito con el corazón destrozado. Para escapar de sus burlas, Jorgito decidió dejar de comer.

 
La historia de Jorgito se volvió cada vez más oscura. A pesar de su valentía inicial, las burlas de los Tiburones Plateados y la presión social lo llevaron a un punto de inflexión. Su relación con la comida se convirtió en una obsesión enfermiza.

Después de su intento fallido de dejar de comer, Jorgito se sumergió en un ciclo de atracones y purgas. Se sentía culpable y avergonzado de sus hábitos alimenticios, por lo que evitaba a sus amigos y familiares. La soledad lo consumía y la ansiedad lo ahogaba.

Conforme perdía peso de forma drástica, las burlas de Bruno y sus amigos se convirtieron en halagos. "¡Mira a Jorgito! ¡Qué delgado está!", exclamaban los Tiburones Plateados. Al principio, Jorgito se sintió aliviado por la atención positiva, pero pronto se dio cuenta de que su felicidad era superficial y efímera.

La pérdida de peso excesiva comenzó a afectar su salud. Se sentía débil, mareado y con frecuencia tenía dolores de cabeza. Sus escamas se volvieron pálidas y sus ojos, hundidos.

A pesar de las advertencias de su madre y de los demás peces, Jorgito no podía detenerse.

Un día, mientras nadaba por el arrecife, Jorgito se desmayó. Fue rescatado por un pez viejo y sabio que había sido médico del arrecife. El viejo pez examinó a Jorgito y le explicó que estaba sufriendo de una enfermedad grave causada por su desnutrición.

Mientras Jorgito perdía peso, experimentaría una montaña rusa emocional. Inicialmente, se sentiría eufórico al ver cómo las burlas se convertían en elogios.

La atención positiva y la sensación de control sobre su cuerpo lo harían sentir más seguro y atractivo. Sin embargo, esta felicidad sería superficial y efímera
.
A medida que su cuerpo se debilitaba, Jorgito empezaría a notar los efectos físicos de la desnutrición. Se sentiría constantemente cansado, con poca energía y dificultades para concentrarse.

A pesar de esto, seguiría obsesionado con su peso, temiendo volver a ganar los kilos que había perdido con tanto esfuerzo.

La pérdida de peso extrema también afectaría su autoestima de una manera inesperada.

Al sentirse superior a los otros peces por ser más delgado, Jorgito desarrollaría una actitud arrogante y crítica hacia aquellos que no cumplían con sus nuevos estándares de belleza.

Comenzaría a ver a los peces más gorditos con desprecio, olvidando el dolor que él mismo había experimentado.

Jorgito se acerca cautelosamente al espejo más grande del arrecife.

La luz del sol se filtra a través del agua, creando destellos en sus escamas ahora más brillantes. Se admira, girando lentamente. Su reflejo, más delgado y definido, lo satisface. Sin embargo, en sus ojos se refleja una tristeza profunda. Se toca las escamas, notando su fragilidad.

Jorgito: (Susurrando) Al fin lo logré. Soy... perfecto.

Pero en ese instante, una sensación de vacío lo invade. Se siente vacío por dentro, como si le faltara algo esencial. La alegría de su transformación se desvanece lentamente, dejando paso a una profunda melancolía.

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⏰ Última actualización: Sep 20 ⏰

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la doble cara de la perdida de peso (con Jorgito el pez 🐠)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora