Capítulo 1: Ecos del Pasado
El viento helado soplaba fuerte aquella mañana de invierno, arrastrando copos de nieve por las calles vacías de la ciudad. Kaito Kobayashi caminaba solo, envuelto en su abrigo negro, con el cabello teñido del mismo color, como si quisiera esconder la blancura que revelaba una parte de él que prefería olvidar. Su mirada azul apagada era como un reflejo de su interior, donde el frío no venía del clima, sino de un lugar mucho más profundo.
A primera vista, Kaito parecía ser solo otro chico cualquiera, apartado del mundo, con su capucha cubriéndole el rostro y las manos metidas en los bolsillos. Pero por dentro, cada paso que daba resonaba con recuerdos que nunca lo habían dejado en paz. Cada paso lo llevaba de vuelta a su niñez, una época que se sentía a años luz, aunque la herida aún estaba fresca.
Flashback:
Tenía solo seis años. Era feliz. Recuerda correr por el parque con sus amigos, jugando a las escondidas. Sus risas aún resonaban en su mente como un eco lejano, mezclado con los gritos lejanos de sus padres que, en ese entonces, aún no peleaban. En ese pequeño mundo infantil, Kaito se sentía seguro, amado. El cielo estaba despejado, sin el peso de lo que más tarde cubrirían su vida.
Pero todo cambió cuando tenía ocho años. Fue la primera vez que se dio cuenta de que el mundo no era tan simple ni bondadoso como él creía. Un día, lleno de miedo, corrió hacia sus padres, buscando consuelo, buscando que alguien le creyera. Con una voz rota, les confesó que un familiar lo había tocado de manera inapropiada. Esperaba alivio, un abrazo. Pero solo encontró indiferencia.
-Eres solo un niño, Kaito -le dijeron sus padres-. Seguro lo sacaste de la televisión. Deja de inventar cosas.
El pequeño Kaito se quedó en silencio, el dolor ahogando sus palabras. Nadie lo había creído. A partir de ese momento, todo cambió. Su casa, que alguna vez fue un refugio, se transformó en una prisión donde el ruido de las discusiones de sus padres y el sonido del alcohol chocando contra los vasos llenaban cada rincón. Su padre, siempre buscando pelea, y su madre, cada vez más ausente, se convirtieron en extraños para él.
A los diez años, ya no tenía amigos. El bullying en la escuela lo dejó aislado. Los golpes y las palabras hirientes que recibía de los demás niños solo lo empujaron más hacia la oscuridad. La única persona con la que había logrado tener un lazo fue su hermano, un vínculo que pronto también sería arrancado de su vida.
Presente:
Kaito sacudió la cabeza, tratando de despejar los recuerdos que lo atormentaban. Pero no importaba cuánto lo intentara, siempre volvían. Y entre esos recuerdos, uno en particular se mantenía nítido como una cicatriz que nunca sanaría: la muerte de su hermano. El dolor, la culpa, la promesa rota. "Por favor, no te vayas", le había dicho su hermano en sus últimos momentos. "Tú tampoco", fue la respuesta de Kaito. Pero no había cumplido. No había podido salvarlo.
Ahora, Kaito caminaba como un fantasma, sintiendo que su vida no tenía sentido. Cada día era solo una continuación del anterior, con la misma sensación de vacío y dolor. Ya no era el chico de seis años que reía y corría sin preocupaciones. Ahora, era un joven que había aprendido a esconderse detrás de una máscara fría, que se odiaba a sí mismo por lo que era y por lo que no había podido ser.
A veces, Kaito se detenía a mirar su reflejo en las vitrinas de las tiendas, pero no reconocía al joven que veía. Las cicatrices emocionales habían cambiado no solo su interior, sino también su exterior. El cabello teñido de negro simbolizaba la oscuridad que había abrazado, aunque su color natural, blanco, era una especie de recordatorio de lo que alguna vez fue: alguien puro, alguien que ya no existía.
Con un suspiro, siguió caminando por las calles cubiertas de nieve, sabiendo que su historia no tenía un final feliz. Y aunque a veces se preguntaba si alguna vez tendría redención, en el fondo ya había aceptado que, para alguien como él, esa posibilidad no existía.
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COLD BOY
ActionKaito Kobayashi es un adolescente con una personalidad explosiva, pero su arrogancia y narcisismo son solo una fachada que oculta un profundo sufrimiento. Abusado en su infancia, problemas familiares, víctima de bullying y marcado por la tragedia de...