III - Capítulo XVIII: Seis Horas

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Apagué el motor de mi auto justo frente al edificio donde Jennie tenía su práctica de idol trainee. Sabía que ella estaría agotada, y eso me ponía de nervios. No es que Jennie fuera difícil de tratar, pero cuando estaba cansada, su actitud fuerte y decidida se intensificaba, es lo que aprendí cuando estaba con su escuadrón de animadoras. Bajé la visera y me miro en el espejo, pasando una mano por mi cabello desordenado antes de tomar un respiro profundo. Estaba a punto de pasar un fin de semana con ella junto a las chicas en el hotel del tío de Mina. No iba a negar que ansiaba que este viaje llegara y aunque sea pasar tiempo con ella fuera de la universidad o Wan-gun.

Finalmente, la puerta del edificio se abrió, y Jennie apareció, con una sudadera gris y el cabello recogido en una coleta alta. Su expresión era tan seria como siempre.

—¿Llevas mucho esperando?— preguntó mientras se subía al auto, soltando un suspiro que denotaba su cansancio.

—No, acabo de llegar —miento, mientras arrancaba el motor y se dirigían hacia la carretera.

No iba admitir que estaba desde hace una hora esperándola.

Jennie se acomodó en el asiento del copiloto, dejando caer su mochila en el asiento trasero y cerrando los ojos por un momento. Siento su mirada de reojo preguntándome qué estaría pensando.

—¿Kunwi? —preguntó Jennie de repente, abriendo los ojos y mirando por la ventana—. Nunca he ido allí.

—Es un lugar tranquilo. Además, el tío de Mina tiene un hotel allí, así que tenemos todo cubierto. Y pensé que te vendría bien un descanso, también que la pases bien con las chicas —explico.

Jennie asintió lentamente, como si procesara la información, pero sentía que su mente estaba en otro lado.

—Es raro, estamos cumpliendo con un trato. En donde me ayudas con Lisa, y yo te doy algo de fama. Ahora estamos en un paseo, es un poco gracioso, en mi perspectiva —sus palabras hacen que sonría débilmente, aunque esas palabras dolían más y no quería aceptarlo.

El viaje fue largo, sabía que lo más complicado no sería estar en Kunwi, sino la cercanía que implicaba. Tenía nervios y a su vez ansias de poder aprovechar cada momento que pudiese tener con ella. Había momentos en los que Jennie se quedaba en silencio, mirando por la ventana, y otros en los que hacía preguntas triviales para romper el hielo.

—¿Qué tal si ponemos música? —sugirió Jennie, rompiendo uno de esos silencios.

—Lo que quieras —respondo entregándole mi teléfono para que ella eligiera lo que quisiera.

Esperaba que me mirara raro al ver mis playlist de música épica o de anime, pero no lo hizo. Se inclina hacia mi, su perfume llenando el aire, y por un segundo tuve que concentrarme para no desviarme del camino. Cuando finalmente seleccionó una canción, era una balada suave, muy diferente al estilo fuerte que solía proyectar. La miro con sorpresa, y Jennie encogió los hombros.

AirDrop (Jennie Kim y Tú) G!P/GnReaderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora