capitulo uno

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I'm not The only one

El aire de Seúl aquella tarde estaba cargado de un a humedad pesada, como si la ciudad misma anticipara el derrumbe emocional que estaba a punto de desatarse entre sus calles. Taehyung había pasado semanas ignorando las señales, aferrándose a la idea de que el amor que compartía con Jungkook era intocable, a prueba de cualquier tormenta. Pero en el fondo, algo había cambiado, algo que no podía nombrar, pero que le arrancaba el sueño cada noche.

Desde hace meses, los silencios incómodos entre ambos se habían vuelto más frecuentes. Jungkook, quien solía llenar los espacios vacíos con sonrisas y caricias, ahora se escabullía con excusas frías y apresuradas. Su trabajo en la oficina de diseño se había convertido en la razón perfecta para alejarse más y más. Sin embargo, Taehyung lo sabía. Sabía que su ausencia no era solo por trabajo, no era solo por las largas horas o el estrés. Sabía que algo más, o mejor dicho, alguien más, ocupaba ese lugar que él una vez tuvo.

Esa tarde, Taehyung había decidido no esperar más. Necesitaba respuestas. Se encaminó a la oficina de Jungkook, un lugar que apenas había visitado. Su corazón palpitaba desbocado mientras sus manos temblaban levemente sobre el volante. Recordó las noches en las que se quedaba despierto esperando que Jungkook volviera a casa, oliendo el perfume ajeno en su ropa, ese aroma dulce y fresco que no pertenecía a él.

Al llegar, subió los escalones de la oficina con una sensación de vacío en el estómago. Todo dentro de él quería retroceder, pero ya era demasiado tarde para dar marcha atrás. Al abrir la puerta de la oficina, lo vio. Jungkook estaba ahí, inclinado sobre su escritorio, y frente a él, en una posición mucho más íntima de lo que debería estar, Jimin, su secretario.

El tiempo pareció detenerse. Ninguno de los dos notó la presencia de Taehyung al principio. Él los observó por unos instantes, esperando que todo fuera un malentendido, un error que su mente agotada había creado. Pero no lo era. Las miradas compartidas, los leves toques de las manos, la forma en que Jungkook sonreía con una dulzura que hacía meses no le dedicaba... todo estaba ahí, en plena vista.

Taehyung respiró hondo, y sus palabras salieron en un susurro apenas audible: “Así que es verdad”.

Jungkook levantó la cabeza de golpe, su rostro palideciendo al ver a Taehyung en la puerta. Jimin, por su parte, se apartó de inmediato, pero la culpa en sus ojos lo delataba. No había nada que explicar; todo estaba claro.

“Taehyung, no es lo que parece...” intentó decir Jungkook, su voz rota por el pánico.

Pero Taehyung lo interrumpió. “No tienes que explicarlo. Hace tiempo que lo sé”. Su voz temblaba, no por el dolor, sino por el cansancio de haber sostenido la mentira durante tanto tiempo. “Me lo dijiste sin palabras hace mucho. Yo solo no quería escucharlo”.

El silencio llenó la habitación, opresivo y pesado. Taehyung bajó la mirada, sintiendo cómo sus últimas esperanzas se desmoronaban. Jungkook dio un paso hacia él, pero Taehyung retrocedió, levantando una mano para detenerlo.

“No”, dijo firmemente. “No lo hagas más difícil de lo que ya es. Si te has enamorado de él, si esto es lo que quieres, entonces vete. Pero no vuelvas a engañarme”. Sus ojos se llenaron de lágrimas, pero no las dejó caer. “Me dijiste que me amabas, que yo era el único. Pero ya no soy más que una sombra en tu vida”.

Jungkook no pudo decir nada. La culpa lo asfixiaba, y las palabras parecían insuficientes. Sabía que había fallado, no solo a Taehyung, sino también a sí mismo. Pero ya era tarde para remediarlo.

Taehyung dio un último vistazo a Jimin, quien lo miraba con una mezcla de arrepentimiento y confusión. “Espero que tú no lo lastimes como él me lastimó a mí”, dijo antes de girarse y salir de la oficina.

Mientras las puertas del elevador se cerraban tras él, Taehyung sintió que una parte de su vida se desvanecía, pero también, en algún lugar profundo de su corazón, supo que había dado el primer paso para dejar atrás el dolor. Aunque la herida seguiría abierta por mucho tiempo, se prometió a sí mismo que jamás volvería a ser engañado.

Sabía que no era el único, pero ya no importaba. Ahora, su camino era otro, uno donde, finalmente, aprendería a sanar.

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La ciudad seguía su curso habitual, pero para Taehyung, todo había cambiado. Y mientras caminaba por las calles de Seúl, sintió que, tal vez, algún día el amor volvería a su vida. Pero esta vez, sería real.

I'm Not The Only OneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora