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«‹Restaurante›»

--¿No se supone que no ligas con Emiratos?--
Preguntó la colombiana.

--No lo estoy haciendo. Por Dios, que insistentes. ¿Ahora porque lo dicen?--

--Vos nunca te arreglas tanto para salir a un simple restaurante.--
Contestó con tomó burlón el argentino.

--Si. Eso está como medio raro, po.--
La chilena le lanzó uno de sus libros.
--Además, ¿Citas de lectura?, que aburrido. ¿Que libro le vas a llevar?--

--Justamente este que me aventaste, pelaná. Y me arreglo porque es un restaurante elegante. Y hay que cuidar una buena impresión.--

--¿A su amado?--
Dijo la colombiana mientras se peinaba.
--Ya diste una buena impresión hablando de tanta literatura, deberías relajarte un poco, parcerito.--
Bromeó un poco.

--Agh. A mí no me gustan los hombres. Eso es simplemente asqueroso...sin ofender, Perú --

El descendiente mayor del Tahuantinsuyo lo miró unos segundos.
--No me ofende. Ya pasé muuchos comentarios pasivo-agresivos por parte de Inglaterra. Eso no es nada.--
Dijo, ciertamente su relación con el Australiano había pasado varios conflictos por diversas razones para llegar a la Actualidad.

La colombiana se levantó de su asiento y le colocó un sombrero a México.
--No finja ser alguien que no es con él. Sin faltar al respeto, pero tú no eres de tanto lujo.--

El mexicano la miro unos segundos y asintió, sonriendole levemente.
--¿Y bien?, ¿Qué tal me veo?--

--¿Quién es la desafortunada a la que vas a ver?--
Preguntó con cierto tono de broma el recién llegado México Norte.

--De hecho, es un pibe.--
Respondió Argentina.

--...¡Yo sabía que eras joto, cabrón!--
Exclamó el norteño burlón.

--Te ves bien, Mex.--
Respondió a la pregunta del mexicano la Colombiana.

--Gracias, Lau.--

El mexicano encaminó hacia la puerta, y una vez la abrió, pudo ver al emiratí.
--Oh, lo siento. Estaba por tocar...--

De pronto, antes de que el hispano le contestara algo, se pudo escuchar un fuerte «Uhhh».

El mayor se giró y los vio mal, mientras los demás solo le sonreían. El mexicano suspiró y se giró nuevamente hacia el emiratí.

--Lamento eso...Ah, ¿Nos vamos?--
Comentó avergonzado.

--Claro.--
Aunque ese mostró algo inquieto, no dijo nada, y comenzaron a caminar.

[...]

Una vez llegaron al restaurante, el mexicano tuvo que aguantarse las ganas de decir un chiste. Mientras que el emiratí entró como si nada, el mexicano miraba a todos lados: Y creía que la sede era impactante.

--Se nota que es un lugar caro.--

--Ghm...Algo.--
Dijo mientras firmaba algo.

Fueron llevados a una mesa y ambos se sentaron. Cuando les llevaron el menú, el mexicano no sabía que pedir entre tantas cosas. Y... Dios, los precios...

--Pide lo que quieras, yo invito.--

--¿Qué?, Oh, no, no. Yo pago no es necesario.--
Que pena que pagarán por él.

--Yo te invité.--
Dijo dirigiendo una sonrisa.

Luego de una "Discusión", el mexicano accedió a qué pagara el más chico.
El mesero llegó poco tiempo después.

𝐃𝐀𝐋𝐈𝐀𝐒 | Countryhumans [México Sur x EAU] BLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora