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-Eva hija de dios y madre de todos-
"-"Yo vine aquí buscando paz... buscando a Dios en cada rincón de este lugar. Pero... ¿por qué siento que cada día me alejo más de Él? ¿Por qué siento que las paredes me encierran, que sus miradas me pesan? Este lugar que debía ser un refugio se siente como una trampa... como si cada paso que doy me hundiera más en algo que no comprendo. Y el padre Charlie... sus palabras me confunden. Su guía me enreda, como si... como si quisiera arrastrarme a un lugar donde no hay luz. ¿Qué está pasando aquí?"-Adán hijo de dios y padre de todos-
"Eva... ¿todavía estás buscando a Dios? Qué ingenua. No necesitás buscarlo, porque todo lo que te hace falta ya está frente a vos. No hay otro poder en este lugar que el mío; aquí yo decido quién sufre, quién se redime, quién se arrodilla. ¿Dios? No lo necesito... yo soy el que controla tu cielo y tu infierno. En este convento, Eva, no hay más dios que yo"Eva llegó al convento como una flor arrullada por la promesa de un jardín eterno, cargando con ella la pureza de sus dieciocho años y la fe inocente que había cultivado desde niña. Con cada paso que daba hacia ese lugar de muros antiguos y puertas cerradas, sintió en su pecho la esperanza palpitante de una vida dedicada a algo más grande que ella misma. Aquella decisión le parecía una revelación, un camino de luz hacia el cielo que anhelaba tocar.
Pero no pasaron muchas semanas antes de que el peso de esos muros se convirtiera en una carga, en una sombra que se cernía sobre ella. No podía entender cómo aquel lugar, que debía ser refugio de almas, se volvía un laberinto sin salida, donde el silencio era más pesado que cualquier palabra. Las noches, que antes le susurraban paz, comenzaron a transformarse en un silencio abismal, y el aire, en lugar de frescura, parecía estar envuelto en algo oculto, algo espeso y oscuro que se colaba en su respiración.
El padre Charlie, quien la había recibido con una sonrisa que se le antojó celestial,Con palabras suaves, le prometió que encontraría el cielo en aquellos muros, que el alma de Eva florecería en la paz del convento, como el lirio que crece en la calma del río. Pero poco a poco, la dulzura de sus palabras fue transformándose en algo más denso, como un río que se enturbia tras una tormenta.
Al principio, las miradas del padre Charlie la inquietaban, un brillo en sus ojos que ella no alcanzaba a comprender. Parecían albergar algo más espiritual, una promesa envenenada que la envolvía como la neblina fría de una madrugada. Cada vez que él se acercaba, Eva sentía como si sus pensamientos fueran arrastrados hacia una oscuridad que no podía entender, y que le erizaba la piel sin saber por qué.
Los días se convirtieron en largas vigilias, y el tiempo comenzó a arrastrarse, como si el convento se comiera las horas y las transformara en una eternidad marchita. Eva, que había llegado buscando paz, se encontró rodeada por sombras que parecían tomar forma a su alrededor. Comprendió, en su soledad, que el cielo que le habían prometido estaba tan lejos como nunca. Lo que había encontrado en su lugar era un infierno disfrazado de santidad, donde el alma se desmoronaba en la oscuridad, guiada por la mano de quien prometió salvarla.
Ha y una cosa más, no tengo apuro en la historia me tomo mi tiempo con los capítulos. Así como puedo tardar dos horas en lanzar 10caps también puedo tardar dos meses. Así que si no te gusta eso está no sería la historia más adecuada para leer, pero de todas maneras están bienvenidos a esta historia.
Chao los quiero mucho!
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Silencio profano
RandomEva llegó al convento con la esperanza de consagrarse completamente, de dejar atrás la incertidumbre de la novicia y abrazar la vida religiosa. Tenía solo 18 años, pero sus pasos eran firmes, sus oraciones intensas. Sin embargo, cada día en aquellos...