PERVERSO ©

PREFACIO

Where Are you?-Elvis Drew

Drogan Özkan.

Edad: 23.

Ankara, Turquía.

—¿Qué haces aquí?

No me doy la vuelta al escucharlo y le doy otro sorbo a la bebida que me calienta la garganta.

—¿Qué quieres? —La escucho. —Ya te dimos todo lo que has querido ¿A qué has venido?

Me acabo toda la bebida, porque no tengo mucho tiempo para esto. Necesito estar en otro lugar.

—¿No puedo estar en mi casa? —Hablo dejando el vaso vacío en la ventana antes de encarar el hombre que algún día llame padre.

—Lárgate. —Demanda con ese tono que no me agrada para nada.

—¿Por qué estás corriendo a tu Rais, padre?

—Drogan, por favor. —Suplica la mujer que se encuentra detrás de él. —Tu padre te ha dado todo y...

—No me ha dado todo. Me debe algo. —Vuelvo mi atención en él.

Tensa la mandíbula al escucharme.

—Te he sacado de las jaulas, te he dado un lugar en la organización y no te daré más. Todavía no te has ganado mi lugar, Drogan, y el que vengas aquí a exigirme solo me da la razón de que no estás preparado para...

No termina de hablar cuando apuntó a su dirección y le pegó un tiro en el pecho. Su esposa grita o podría decirse, mi madre grita y pide ayuda a gritos, pero nadie la ayudara.

Me acerco y agarro un puñado del cabello de mi madre, quien intenta darme puñetazos, pero solo se gana un tiro en el abdomen.

—Drogan. —Gime mi padre mirándome.

Inclino la cabeza.

—Nunca debiste darme la espalda, padre. —Hablo. —Nunca debiste poner a tu bastardo en mi puesto, porque te recuerdo que soy tu sangre y para tu desgracia soy como tú.

Mi madre llora tratando de liberarse y le meto el cañón a su boca para que se calle. Grita y se empuja con más fuerza, pero mi atención está en mi padre quien está petrificado, como si no conociera que soy lo peor de su linaje.

—¡No puedes hacer esto! —Alza la voz arrastrándose lejos. —Los ancianos no lo aceptarán ¡Nadie lo aceptará! ¡Lo único que ganaras es tu muerte y que te cacen como la desgracia que eres! ¡Soy el reis..!

Presiono el gatillo y le vuelo la cabeza a mi madre. Mi padre no se inmuta, no le importa, solo le importa que yo no lo mate. Tiro a mi madre lejos de mí y me quito la sangre que me ha salpicado en la mejilla.

—¿Qué decías? —Pregunto.

Traga saliva, pero endurece los rasgos.

—Ya presente a tu hermano. El será...

La puerta se abre y entra Kann con el bastardo de mi padre. Un adolescente de 12 años que no sabe las reglas de esta organización. Está temblando y escucho un sonido de miedo cuando ve a su madre en el suelo.

—¿Qué decías? —Pregunto con un tono divertido a mi padre.

—No... —Susurra. —No saldrás con la tuya. Nadie te respetará, nadie te tendrá lealtad si me matas, si matas a...