capitulo 1

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Sonó el despertador con su irritante ruido.
Sheila despertó muy cansada ya que la noche anterior no había podido conciliar el sueño.

Se levantó poco a poco con un terrible dolor de cabeza y se duchó, le gustaba la sensación del agua cayendo por su espalada. Se ponía el agua ardiendo ya que a ella le gustaba mucho y la serviría para despejarse.

Cuando salió de la ducha desayunó aun con el pelo mojado y con la toalla.
Se preparaba unas tostadas untadas con mantequilla y mermelada y un capuccino bien cargado de café.

Fue a su habitación, se vistió con una blusa blanca de tirantes y unos vaqueros largos rotos pero con un toque elegante, unos tacones de aguja bastante altos de color blanco y por ultimo cogió su precioso bolso beige claro de chanel.

Salió de casa en su mini azul turquesa a rayas blancas y se dirigió al estudio.

Era una gran oficina de cristal donde se gravaría su próxima película. Su próxima película se llamaría: amor entre bambalinas.

Tenía miedo pues temia que no se la diese bien hacer ballet.
Pero sus compañeros la habían dicho que su profesora era una gran profesional.

Recorrió los pasillos de la oficina hasta que llegó a su taquilla y sacó su bolsa de deporte donde llevaba su traje de ballet.

Fue al vestuario y se cambió, como siempre tardaba mucho en cambiarse de ropa, eso no había cambiado con los años. Se dirigió a la sala donde practicaría ballet.

Nada más entrar y colocar sus cosas en el suelo, vió desmayarse a la profesora.
Y la habían dicho que la profesora era profesonial. ¡Una mierda!

¡Se desmayó nada mas entrar yo!

Me acerqué a ella y cuando ya estaba cerca, vi que empezaba a despertar.
Su rostro me sonaba muchísimo.
Pero no sabia exactamente de qué.

La profesora se levantó un poco desconcertada y se lanzó a mis brazos.
Ese abrazo me resultaba familiar.
La miré la cara y descubrí que era Daphne.
La abraccé con fuerza y empezamos a llorar.

No la veía desde que tenia 16 y ella 18 y ahora teníamos 22 y 24.

Después del momento emotivo nos pusimos a ensayar.

Quedamos para tomar un café y pasamos el día juntas.
Fuimos al restaurante donde quedábamos hace tiempo y hablamos hasta el anochecer. Terminada la cena acompañé a Daphne a su casa y resulta que solo vivía a 5 manzanas de la mía.

Al llegar a mi casa me cepillé los dientes y me quede viendo la pelicula favorita de Daphne y mía: Divergente.

el accidente de una amistad verdaderaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora