| Prólogo |

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La brisa del mar daba directamente en su rostro con calma, como si intentara constantemente apaciguarlo de la ira e impotencia que sentia hace unos momentos

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La brisa del mar daba directamente en su rostro con calma, como si intentara constantemente apaciguarlo de la ira e impotencia que sentia hace unos momentos. Se encontraba tirado en el pasto verde mirando hacia el cielo dorado, sus ojos estaban cansados por todo el llanto y su garganta desgastada por todo lo que grito.

Podía seguir oyendo el ruido que hacía el mar al chocar contra el acantilado en el que se encontraba junto con su tan característico olor.

Suspiro un poco, hace dos días que había despertado en la habitación que anteriormente (antes de mudarse con los bandidos) alojaba. Cuando se despertó todavía había sido incapaz de procesar su situación y creyendo que era una simple respuesta de su mente para sobrellevar lo mal que estaba, lo dejo pasar. No fue hasta el tercer día, osea ahora, que su cerebro por fin logro asimilar en dónde se encontraba, y fue allí donde todo se fue al carajo.

Corrió y mucho, hasta llegar a donde se encuentra ahora. Grito de cólera, y dolor, maldijo a los cuatro vientos por todo lo que tuve que pasar.

Después de terminar de desahogarme, me tiré en el suelo en un intento de calmarme un poco, porque al final, no queria dar explicaciones a nadie que conociera de mi "pequeño" arrebato. Pues quien carajo le iba a creer si decía que venía de un futuro en donde su vida se fue a la mismísima mierda.

Se sentó y miro hacia el mar.

Mar que alguna vez creyó ser su más fiel confidente pero que resultó ser su propia tumba.

Se sentía cansado como nunca antes, lo único de lo que tenía ganas era de cerrar los ojos y nunca despertar pero claro está que eso no iba a pasar.

Ahora que me encontraba un poco más sereno, me puse a reflexionar un poco sobre mi paradero actual. Porque incluso si hace media hora había gritado a lagrimas cegado por el dolor, sabía perfectamente que de nada me ayudaría a resolver mis problemas futuros.

Tocó su rostro con sus manos pequeñas sobándose sus ojos.
rabia
Ahora tenía cinco años, información que se le fue dada cuando se despertó ¿La razón? Bueno se había despertado justo el día de su cumpleaños y makino había entrado en la habitación dándole un fiesta sorpresa.

Al menos quien sea quien lo haya enviado al pasado le había dado tiempo de sobra para pensar en su situación con cuidado antes de que se reencontrará con los piratas Akagami, porque si lo hubiesen mandado justo en el momento exacto en que conoció al pelirrojo una masacre se habria desatado en la isla.

De solo pensar en reencontrarse con la escoria que suponía Akagami no Shanks ya sentía un dolor de cabeza junto con más ira. Ese malnacido oportunista y manipulador, todavía podía recordar con claridad como Shanks lo traicionó con una sonrisa en su cara; mientras el era arrastrado por el suelo completamente herido y como un perro le habia suplicado al desgraciado. Y es que debía de haberse lo esperado, ese hombre era un pirata, pero había caído tan fácilmente en sus dulces palabras que en aquella época (y por su estupidez) no se le pasó por la mente ni por un segundo que el pelirrojo traicionaria su confianza.

 | La venganza del tirano |   暴君の復讐   |  One Piece Donde viven las historias. Descúbrelo ahora